«Pondría en marcha un plan de salud mental en el municipio»

Rosa María Conde, gerente de la asociación Alfaem, ha sido testigo directo, durante quince años, del sufrimiento de enfermos mentales y, especialmente, del dolor y la impotencia de las familias que se veían impotentes ante la falta de apoyo institucional. La reforma psiquiátrica se empezó por el tejado: primero cerraron los manicomios y, con el problema en la calle, fueron las familias las que pusieron los cimientos de la nueva red social de atención a la salud mental. -¿Qué haría usted si tuviera la oportunidad de gobernar en León? -Un plan de salud mental municipal para trabajar en diferentes ámbitos sociales que mejoren la calidad de vida de las personas con enfermedad mental. Es importantísimo que la sociedad tome conciencia de que todos formamos parte del tratamiento. Y los políticos viven un poco al margen de estas cosas. Se meten en su realidad y pierden la visión real del día a día. -¿Cómo pondría un poco de cordura en la vida política? -La vida política se ha desmadrado un poco y más de uno le vendría bien tomar un ansiolítico o incluso un antipsicótico. Me molesta muchísimo que utilicen palabras como «esquizofrenia» para insultarse entre ellos. No tienen ni idea del sufrimiento que hay detrás de una enfermedad mental. -¿Qué gesto invitaría a hacer a un político? -Que intenten comprender la discapacidad mental. Los enfermos mentales les pueden enseñar una visión de la vida más sencilla, sensible y transparente. Si los políticos pudieran ver la discapacidad, todas las discapacidades, todos viviríamos mejor. -Pero en quince años han avanzado mucho: pisos tutelados, taller ocupacional, centro especial de empleo... -Hay que seguir poniendo en marcha más recursos sociales normalizados. El alojamiento alternativo es un modelo muy bueno del que ya tenemos dos años y medio de experiencia y ayuda a las personas de manera integral. Aprenden habilidades domésticas, aseo personal, administración económica del hogar y de ellos mismos y también a utilizar los recursos sociales y culturales de la ciudad. Empezamos hace quince años con lo más urgente, peleamos los derechos desde el principio y lo primero que hicimos fue dar apoyo psicológico. Ahora hay que mejorar la calidad de los servicios e intentar que también trabajen.