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Almas en pena

El hombre de los números primos está liderando el movimiento interno contra Miguel Martínez con el apoyo de algunos de los que configuran la lista de Francisco Fernández

Publicado por
F. RAMOS
León

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Se acabó el recuento de votos más extraño que nunca se ha vivido en León en elección alguna. Los de la UPL ya respiran tranquilos y dicen aquello de: «Virgencita, virgencita, que me quede como estoy». Los que no respiran del todo tranquilos son algunos del Partido Popular, aquellos que sin saber de estos errores dieron por acabada a Isabel Carrasco y ya le estaban buscando acomodo fuera de la dirección del partido y, por supuesto, fuera de la Diputación. Cuentan que alguno que ya se veía como su gran majestad -léase como un guiño al monarca que hoy llega a la capital leonesa para presidir los actos del Día de las Fuerzas Armadas- andaba, más bien deambulaba, la mañana del miércoles por los pasillos de la Diputación cual alma en pena, que espera que su presidente lo redima y le permita salir del purgatorio y volver al cielo, porque ella es la única majestad. Casi la misma cara que su majestad de Coyanza se le quedó a muchos en el Partido Socialista y si no que se lo pregunten a Marcelo Alonso, que no daba crédito a lo que estaba viendo y viviendo. Marcelo Alonso también vagaba cual alma en pena, en busca de los votos perdidos por la UPL para devolvérselos, que Marcelo Alonso otra cosa no pero dadivoso como el que más. Pero, la mayoría absoluta del PP en la Diputación ha provocado dos reacciones distintas: que los que en el PP afilaban los cuchillos contra Carrasco hayan tenido que frenar el rodillo en seco, mientras que ahora son algunos en el PSOE los que comienzan a afilar los suyos contra Miguel Martínez. ¿Quién encabeza este movimiento? El mismo de siempre: el hombre de los números primos, que ya tiene entre sus aliados a algunos de los que ocupan los puestos de cabeza en la lista de Francisco Fernández. ¿Y Paco? Deja hacer, pero él no se mete, porque nada ni nadie quiere que le estropee su momento. El recuento de votos ha frenado a los que ya habían alzado su voz contra Isabel Carrasco. Había ruido de sables en el seno del PP, pero ahora sólo retumba la voz de Carrasco

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