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Javier Zaragoza asegura que existen centenares de pruebas para condenar a los imputados

El fiscal del 11-M pide que haya límites para los juicios paralelos

Zaragoza dice que seguir investigando la masacre perjudica los intereses de las víctimas «Un tribunal n

El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza y la fiscal Olga Sánchez, durante el juicio

Publicado por
Julio Á. Fariñas - redacción | madrid
León

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Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional, abrió ayer la fase final del juicio del 11-M con la primera parte del informe de la Fiscalía -por la tarde siguió su compañera Olga Sánchez y hoy lo concluirá Carlos Bautista- con un duro alegato contra los juicios paralelos, las campañas de linchamiento de jueces, fiscales y funcionarios que han participado en la instrucción del sumario. Reclamó una regulación legal de la libertad de información y recordó que así lo había planteado ya hace 12 años el propio Consejo General del Poder Judicial con motivo del caso GAL, pero nunca más se supo de tal iniciativa. El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, tras dejar claro que hay pruebas más que suficientes -«centenares», dijo textualmente- en la causa para condenar a la mayoría de los imputados, arremetió contra la «esquizofrenia procesal» de algunas acusaciones. Ceremonia de confusión «No es razonable entender -dijo- que una investigación judicial continúe por derroteros en los que no hay más que simples sospechas y especulaciones sin fundamento. No se puede estar investigando años y años un acontecimiento de estas características, cuando la instrucción ya ha aportado pruebas de quiénes son los autores». «Pretender una investigación sin límites, más allá de los que marca el proceso judicial -añadió-, es difícilmente compatible con la obtención de la justicia, que es el deseo primordial de las víctimas». Precisó que de haber seguido por esos derroteros, como propugnan algunas acusaciones, el proceso se hubiera dilatado años y años, la investigación no se habría concluido y los procesados tendrían que ser puestos en libertad sin juicio, «lo que hubiera demostrado la incapacidad de nuestro sistema judicial para depurar las responsabilidades por un hecho criminal tan grave y, finalmente, la verdad se habría ocultado en un ceremonia de la confusión y se hubieran quedado sin la justicia debida con mayúsculas miles de personas que han sido víctimas de este atentado terrorista».