El socialista defiende «un buen proyecto común de defensa, reivindicación de esta tierra y mejora de infraestructuras»
Fernández se compromete a «escuchar ante todo» como máxima para gobernar
El alcalde agradece a la UPL su apoyo para hacer un equipo de gobierno «solidario y cohesionado»
Adela Borge estuvo allí el 20 de abril de 1979. En el mismo sitio que ayer. En pie. Con el puño apretado. En los bancos del salón de plenos de San Marcelo. Contó los votos que salieron de la urna uno a uno, en bajo, para sí misma. Cuando llegó a 14, sin esperar a que se añadieran los dos más con los que cuenta el equipo de gobierno, dejó correr el rimel por los párpados, como aquel día, como aquella mañana en que su marido, Gregorio Pérez de Lera, juró el cargo de alcalde de León. «Francisco Fernández, le invito a presidir la reunión», anunció el presidente de la mesa de edad, Manuel Álvarez, quien resumió en la fórmula de cortesía la entrega del bastón de mando al segundo regidor socialista de la historia de la capital, después de 30 años de democracia. Si se suma a Miguel Castaño, a quien la rebelión franquista dio plomo en la II República, son tres, sin que ninguno haya podido finalizar un mandato. El que comenzó el tercer sábado de junio del 2007 escenificó la comunión entre socialistas y leonesistas. «A partir de ahora, somos un equipo de gobierno», anunció Fernández, quien agradeció su apoyo a los tres «concejales de la UPL y en especial a Javier Chamorro», con los que el PSOE consigue sumar 16 ediles y dar estabilidad a la gestión del consistorio, donde «los aciertos y las equivocaciones van a ser compartidos», porque el conjunto «va ser solidario y cohesionado, como tiene que ser». Un honor y un deber El nuevo alcalde, quien asumió «de nuevo la mayor responsabilidad que los leoneses y las leonesas pueden otorgar», aseguró que sabe «mejor que hace cuatro años lo que significa» el cargo, después de la moción de censura que cortó su mandato casi en su ecuador. «Gobernar un ayuntamiento implica poder ayudar a las personas, poder mejorar la vida de los ciudadanos y las ciudadanas. Y eso, además de un honor, es el deber que asumo. Para desempeñar esa función hay una obligación por encima de todas, que me marco como una máxima: escuchar ante todo. Los leoneses y las leonesas han confiado en mí. Mi deber es confiar en ellos. Lo he dicho antes: ni yo, ni ninguno de los concejales de mi equipo de gobierno va a tomar una sola decisión sin contar con los ciudadanos», comprometió el líder socialista. El discurso, desarrollado después de que jurara el cargo de alcalde por «la Constitución», auguró que «León va a afrontar en los próximos meses una gran transformación», dado que «en un año no existirá el paso a nivel del Crucero» y que «en este mandato se va a afrontar la integración de Feve, la llegada de la Alta Velocidad, la eliminación del cruce de Michaisa y la cohesión de los barrios», para «lanzar León a la modernidad». Un compromiso firme Con la mirada en sus socios de gobierno de la UPL, a quien no arropó ninguno de los cargos de su partido, Fernández defendió que hay «un buen proyecto común, de defensa de León, de reivindicación de esta tierra y de mejora de las infraestructuras», que supone «un compromiso firme que se ha explicado a los ciudadanos, con el que se van a ejecutar inversiones importantes y se va a contar con el resto de administraciones». «Los próximos cuatro años van a dejar huella en esta ciudad», vaticinó el nuevo alcalde, que recibió a primera hora de la tarde la llamada del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien le transmitió su enhorabuena y comprometió su respaldo para el proyecto de gobierno. En tono conciliador, el líder socialista, que sucede en el cargo de alcalde al popular Mario Amilivia, concedió que «los ciudadanos, el pasado 27 de mayo, dejaron clara una cosa: quieren que ésta, que es su casa, y este salón de plenos, sea un lugar de debate leal», lo que es «un deber de todos» los concejales, para propiciar que no haya «más días en los que los leoneses y las leonesas se sientan abochornados con lo que haya pasado en el salón de plenos». Apoyo de los simpatizantes Mientras los simpatizantes no frenaban su euforia, ya investido con la vara de mando, Fernández, fuera del guión, sintetizó todo su discurso en una licencia emotiva: «Gracias a mi padre, Mariano, por luchar y hacer que el hijo del dueño de un pequeño bar llegue a ser el alcalde de esta gran ciudad». Tras el bordón, Adela se levantó y aplaudió como aquella primavera. Hoy, colocará en la tumba de su marido una rosa; salida de la misma raíz que Francisco Fernández pretende cultivar en el Ayuntamiento de León. Fernández es el tercer alcalde del PSOE en León, sin que ninguno de ellos haya aguantado un mandato completo El regidor, que juró su cargo por «la Constitución», sabe «mejor que hace cuatro años» lo que es ser primer edil Los concejales de la UPL refrendaron el pacto, sin que ninguno de los cargos de su partido les arropara Zapatero felicitó a su compañero a media tarde y le recalcó que cuenta con su respaldo para «cambiar la ciudad»