Diario de León

«Lo que más rabia me dio fue que fueran cayendo uno a uno»

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«Lo que más rabia me dio fue que fueran cayendo uno a uno. Al principio nos dijeron que eran tres los muertos, pero luego cayeron el cuarto, el quinto, y el sexto, al que traje yo». El relato, entre lágrimas, es del soldado Jorge Enrique Prieto, de 28 años y nacionalidad colombiana, la misma que tenían tres de los militares fallecidos. Él conducía el BMR que se salvó de la explosión, y luchó hasta el final por salvar a sus compañeros. Según su relato, todo ocurrió «en cuestión de segundos». Tras la explosión, paró su vehículo a la espera de que sus compañeros rescataran a los heridos y después hizo «lo posible y también lo imposible» por llegar a la base a tiempo de que los médicos salvaran al sevillano Manuel David Portas Ruiz, de 19 años. «Primero me dijeron que estaba con vida, le habían amputado una pierna pero vivía. Pero a las dos horas nos confirmaron que había fallecido», lamenta. Su compañero Daniel Blanco, de 23 años y natural de Torrejón de Ardoz (Madrid), explica que tras la explosión salió del vehículo y vio «humo, fuego, gemidos de dolor y sobre todo llanto y peticiones de ayuda» de sus amigos heridos. «Alrededor había muchas llamas». «Salimos a socorrerlos, nos desplegamos y avanzamos sobre ellos con miedo porque podía haber más explosiones y comenzamos a apartarlos según la gravedad de sus heridas», detalla. Detonaciones «Muchas municiones se habían desprendido de los correajes y empezaron a detonar», por lo que los soldados tuvieron que echarse al suelo. Lo que más le dolió, asegura Daniel Blanco compungido, fue que se acercaran una patrulla de soldados italianos y algunos «se pusieran a tomar imágenes en vez de socorrernos». «Los que sí lo dieron todo fueron los miembros del Ejército libanés», asegura, que arriesgaron sus vidas por ayudarles a evacuar la zona. En el mismo vehículo iba el soldado Luis Cruz Ordóñez, madrileño de la misma edad, que destacó que los fallecidos «eran buenos compañeros» y «lo daban todo». «El mejor homenaje que les podemos hacer es acabar la misión con éxito y no olvidarlos», recalca Daniel Blanco, para quien lo ocurrido «es un riesgo que corremos porque no llevamos margaritas, llevamos fusiles».

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