Alonso comparecerá el lunes en el Congreso para explicar los detalles del suceso
El atentado se preparó en diez días y participaron entre tres y cinco personas
La ONU informó a Defensa de que el riesgo de coches-bomba era «poco significativo»
El atentado que costó la vida a seis militares españoles el pasado domingo necesitó al menos diez días de preparativos, según dijeron a Efe fuentes militares libanesas que participan en las investigaciones. Además, las fuentes aseguraron que el atentado fue perpetrado por «entre tres y cinco personas», que utilizaron un Renault Rapide como coche bomba y un segundo vehículo de apoyo, pero no especificaron cuál pudo ser el cometido de este segundo coche. El material utilizado, «muy inflamable», es el mismo que fue empleado el pasado 13 de junio en el atentado contra Walid Eido, el diputado suní asesinado junto a nueve personas, entre ellas su propio hijo. Este material utilizado en aquel atentado y también en este contenía aluminio en polvo mezclado con los 50 o 60 kilos de explosivos, especificaron las fuentes. La carga fue detonada desde una distancia de unos 40 ó 50 metros de donde se encontraban los dos vehículos de la patrulla española, añadieron. «El problema es que hay tantas carreteras en esa zona que no podemos controlarlas todas», dijo la fuente, justificando así la ausencia de controles en la zona donde se perpetró el atentado. En secreto Los investigadores han llegado además a otras conclusiones, «pero no podemos comunicarlas para no poner en peligro la vida de otras personas», dijeron, sin dar más explicaciones. Según afirmó ayer el diario Daily Star , citando a otras fuentes al cargo de la investigación, ese material es el conocido como C-4, un explosivo cuya potencia equivale a cinco veces la del TNT. El diario dijo además que la hipótesis de un atentado suicida está casi definitivamente descartada, pues no se han encontrado manchas de sangre entre los restos del coche bomba. En cuanto a la posible autoría, no se han filtrado más datos, pero la similitud de detalles entre el atentado del domingo y el que acabó con la vida de Walid Eido podría apuntar al grupo radical suní de Fatah al Islam, al que pertenecen los dos detenidos por aquel atentado y que podría estar más o menos vinculado a Al Qaeda. El alcalde de Jiam, localidad donde se produjo el atentado, también apuntó a Efe que el atentado «pudo ser cometido por miembros de Al Qaeda (pero) son gente de fuera, no de aquí», especificó. Ali Zreik, del movimiento chií Hizbulá, descartó en todo caso la implicación de su grupo: el líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, prometió que la Finul no sería atacada «y mantenemos esa promesa». Es más, Zreik cree que Hizbulá «es también blanco del atentado», y va más lejos apuntando incluso a Israel: «Quizá fue Israel el que cometió el atentado; trata de crear problemas entre la gente y la resistencia (Hizbulá), por un lado, y las fuerzas de la ONU, por el otro». El Ministerio de Defensa aseguró ayer que los servicios de Inteligencia de las fuerzas de la ONU en el Líbano (Unfil) no creían posible un ataque terrorista con coche-bomba contra las fuerzas internacionales y que, por ello, se decidió dar preferencia a la instalación de inhibidores en los vehículos destinados en Afganistán, donde el riesgo parecía mayor. EL ministro José Antonio Alonso explicará estos informes sobre el riesgo de la misión y la compra de los inhibidores el próximo lunes ante la comisión de Defensa del Congreso de Diputados, según acordó ayer la mesa de la cámara baja.