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El líder popular insiste en que el voto debe plasmarse en las instituciones

PSOE, IU y nacionalistas critican a Rajoy por matar la pluralidad

López Garrido cree que la reforma electoral es «una confesión de impotencia» del PP

Dos de las playas afectadas por el vertido fueron reabiertas al público en la jornada de ayer

Publicado por
P. Allendesalazar - madrid
León

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La reforma electoral propuesta por Mariano Rajoy ha provocado una oleada de indignación en el resto de formaciones. Los partidos acusaron este jueves al líder popular de pretender acabar con la «pluralidad política» amparada por la Constitución. El portavoz parlamentario de los socialistas, Diego López Garrido, afirmó que la iniciativa es una «confesión de impotencia política» y subrayó que el presidente del PP «no confía para nada en que vaya a conseguir la mayoría, ni solo ni en compañía». López Garrido considera que llevar a la práctica los planes de Rajoy supondría «quebrar la regla de oro de la democracia: que gobierne la mayoría». La prueba de ello, en su opinión, es que la «inmensa mayoría» de los 27 gobiernos de la Unión Europea se tendrían que disolver si se les aplicase la regla de que ningún partido con menos del 30% de los votos forme gobierno. Asimismo explicó que el líder del primer partido de la oposición pretende dejar «fuera de juego» al resto de formaciones debido a su propia incapacidad para alcanzar acuerdos. «Colosal hipocresía» El portavoz parlamentario del PSOE sostuvo que Rajoy ha caído en una «colosal hipocresía, al pretender cargarse uno de los más esenciales consensos de la Transición por intereses particulares». El coordinador general de IU también calificó con dureza el proyecto de Rajoy. Para Garpar Llamazares, se trata de una «ocurrencia más de carácter ultraconservador, que jamás saldrá adelante porque es totalmente inconstitucional» y porque todo sistema electoral tiene que ser pactado. «El PP -dijo- tiene un problema político: su incapacidad para hacer alianzas, y, como consecuencia, propone un sistema casi mayoritario en el que el principal beneficiado es él mismo». Los partidos nacionalistas compartieron el punto de vista de las fuerzas de la izquierda. Emilio Olabarría, diputado del PNV, sostuvo que a los 'populares' no le importa plantear requisitos «antidemocráticos» con tal de gobernar en zonas como Navarra y Álava. Ernest Benach, dirigente de ERC y presidente del Parlamento catalán, coincidió en detectar un «interés partidista evidente» en la iniciativa y subrayó que, de aplicarse, sería casi imposible formar gobierno en su comunidad. Joan Herrera, portavoz parlamentario de Iniciativa per Catalunya, tildó el proyecto de «poco democrático» y mantuvo que el «rechazo de todas las fuerzas a esta propuesta es un ejemplo más de la soledad del PP». Más tibio se mostró Josep Sánchez Llibre, portavoz adjunto de CiU en el Congreso, que estimó que la medida iría contra la Constitución. Mariano Rajoy, por su parte, optó por la ironía para encajar los ataques y se declaró «contento» del debate que ha provocado. Los que la critican, dijo, tendrán que justificar «por qué no quieren que lo que votan los ciudadanos se plasme en las instituciones». El presidente del PP explicó que tiene previsto presentar su proyecto definitivo de reforma de la ley electoral en septiembre.

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