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Víctima de Andrés Mayo

«Intento olvidarle, pero ¿perdonarle?, nunca»

Ya no cree en la justicia, opina que la excarcelación de Mayo es un fracaso de los jueces y del sistema penitenciario y pide que los violadores en serie cumplan íntegramente las penas

Publicado por
Marco Romero - león
León

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La casualidad la ha colocado en Galicia el mismo día que Andrés Mayo, el hombre que hizo su vida pedazos hace 17 años, era detenido como presunto autor de nuevas agresiones sexuales. Tiene 45 años y prefiere mantenerse en el anonimato, pero no duda en relatar su experiencia si ayuda a otras víctimas. Aunque busca el olvido, a veces no lo encuentra. «Estaba escuchando la radio. Como estas cosas que te pasan en la vida se te quedan para siempre, el cerebro, que es inteligente, oyó algo y automáticamente se puso en alerta. Fue cuando escuché que lo habían detenido» -¿Cuál fue su primera impresión? -Me quedé sin habla. Empecé a hacer gestos a la persona con la que estaba diciéndole «es él, es él». Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo y volví a la época de hace un porrón de años. -Supongo que después habrá reflexionado y pensado en ello. ¿Está más tranquila hoy que ayer? -Me alegro de que esté otra vez en la cárcel. La pena es que haya cogido a otras mujeres. Pero te quedas más tranquila sabiendo que está en la prisión, no porque a mí me venga a hacer nada ahora, sino porque todas queremos que la gente de este tipo pague lo que hace. Siempre tienes remordimientos de conciencia y piensas que todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, pero esta gente no. Además, en mi caso, con la violencia tan inmensa que hubo, no se la merece. -La reincidencia de Mayo, al margen de su responsabilidad personal, ¿es un fracaso de la justicia, del sistema penitenciario o de ambos? -Lo que está claro es que los jueces, casi todos hombres, no pueden soltar a un delincuente tras cumplir sólo 12 de los 106 años a los que ha sido condenado por un delito grave. ¿Eso es normal? Claro que no. Encima en un tipo de delito que, según las estadísticas de mi tiempo, sólo denunciábamos el 20% de las víctimas. Desde luego es un fracaso desde el punto de vista penal y penitenciario. Esta gente no tiene reinserción posible. Alguien que viola en cadena no puede reinsertarse. -Está claro que no cree en la reinserción. -En la de los violadores en serie no, no puedo creer. Hace poco hubo otro caso, el del reincidente que asesinó a las dos policías leonesas en Barcelona. Esta gente es un peligro para la sociedad, para las mujeres. Lo que hacen no es como robarte un bolso o darte una puñalada. A mí me intentó matar y eso te queda para siempre. Hace unos años tuve un problema con un ladrón de motos y en tres días adelgacé cinco kilos. Me tuve que cambiar incluso de casa. Esta gente te deja una huella para toda la vida, eso sin entrar en cuestiones más íntimas. -¿Ha habido un antes y un después en su vida? -Por supuesto. Yo confiaba en la justicia y ahora, no. El día que escuché en la radio que a este tío le habían sacado a la calle iba conduciendo y tuve que dejar el coche. Es un sentimiento cíclico: cuando sales por la noche o te encuentras de repente con alguno se te levanta la alarma. -¿Hay algo que quiera decir a las víctimas más recientes de Andrés Mayo? -Que hagan uso de las asociaciones de ayuda a víctimas de agresiones sexuales. Yo siempre estoy dispuesta a colaborar con ellas. Hay asociaciones que trabajan gratuitamente para cuidarnos. A mí fue lo que me ayudó, conocer Adavas de León. Aunque la vida que una tenga, la conciencia y las ganas de superarlo es lo que más ayuda, aunque te quedes marcada para toda la vida. Es como el que se queda con una lesión crónica que aparece y desaparece, pero de esto se sale. -¿Invita a la denuncia inmediata? -Por supuesto. Si no todo va a seguir igual; más y más víctimas. Y cuando te pasa a ti, lo que estás pensando constantemente es «Dios mío, que no le pase a nadie más». Una violación es lo peor que le puede pasar a una mujer. -¿Hay compensación posible para la víctima de una agresión sexual? -La ley estipula que hay una compensación carcelaria y otra dineraria. Pero todo el mundo protege a estos delincuentes. Afortunadamente asociaciones como las de León y Asturias suplen estas carencias y son las que nos ayudan a continuar a creer en la sociedad, porque cuando te pasa esto no crees en nadie. Es un horror. Yo llegué a tener miedo a mis hermanos, a mi padre, a todo el mundo. -Todo eso es como decir que las víctimas están en la última fila de las garantías procesales. -Totalmente. Somos un número más dentro del conjunto de expedientes de delincuencia. Y una violación no es como un delito contra la propiedad. Nuestra propiedad es nuestra autoestima y eso no hay dinero que lo pague. Si el sistema penal dice que te tienen que pagar tanto y esa persona tiene que pasar equis años en la cárcel debe cumplirse, pero íntegramente. -¿Le ha perdonado? -No. ¿Cómo vas a perdonar a una persona que te quiere abrir la cabeza contra las escaleras de tu casa? Que te pisa las costillas y el corazón y te machaca a patadas, y luego encima te remata haciendo lo que hace. Perdonas a una persona que en un momento dado se acalora y después reacciona, pero a alguien que te lo hace a ti y a cincuenta más, no. Intento olvidarle, pero ¿perdonarle?, nunca.

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