Diario de León

Estereotipos que se repiten

La crónica negra está cargada de psicópatas convertidos en peligrosos criminales, a pesar de que sí disciernen el alcance de sus actos

Publicado por
Tamara Montero - redacción
León

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El violador del chándal es sólo uno de los grandes psicópatas sexuales de la crónica negra española de las últimas décadas. El que más recuerda León por su cercanía en el tiempo y por sus brutales actuaciones es Pedro Jiménez García, violador reincidente y asesino de las dos policías leonesas afincadas en L'Hospitalet de Llobregat. Volviendo la vista atrás, a finales de los años ochenta fue detenido en Santander José Antonio Rodríguez Vega, un psicópata consciente de sus actos en todo momento que había violado y asesinado entre 1987 y 1988 a 16 mujeres de entre 61 y 93 años. Rodríguez Vega hacía un seguimiento minucioso de sus víctimas, para luego ganarse su confianza haciéndose pasar por el reparador de la televisión o ofreciéndoles reformas de albañilería. Una vez dentro, consumaba la agresión mientras asfixiaba a su víctima. Los tribunales lo condenaron a 400 años de prisión en 1991. Fue asesinado por dos presos en el 2002. El pasado 20 de mayo salía de prisión Alejandro Martínez Singul, conocido como el segundo violador del Eixample por cometer entre 1989 y 1991 en este barrio barcelonés cinco violaciones y cinco agresiones sexuales a niñas y jóvenes de entre 9 y 18 años, además de cuatro tentativas de agresión sexual y cuatro faltas de lesiones. La polémica estaba servida, ya que la Generalitat reconoció que el reo no estaba rehabilitado y que podría reincidir. En el ascensor, en un rincón... Singul seguía a sus víctimas hasta sus domicilios y abusaba de ellas en el ascensor o en algún rincón del edificio, amenazándolas con un objeto punzante. El tribunal también señaló que el acusado tenía capacidad para discernir sobre el alcance y trascendencia de sus actos. Sin embargo, el violador más conocido fue Francisco López Maíllo, el primer violador del Eixample, que cometió más de una treintena de violaciones y robos, además de abusos deshonestos. Definido como un psicópata grave y antisocial pero responsable de sus actos, Maíllo atacaba a sus víctimas en los portales de los edificios del barrio del Eixample. La condena fue de 592 años de prisión, de los que cumplió sólo trece pese a haber reconocido él mismo que no estaba rehabilitado. El violador murió tres años después de salir de prisión, en el 2001, a causa de una esclerosis de progresiva degeneración. Por otra parte, Madrid fue el escenario de acción del violador de Pirámides, que agredió a más de un centenar de mujeres en esta zona de la capital, además de atacar en Leganés, Getafe, Móstoles o Alcorcón. Arlindo Luis, instalador de gas, casado, con un hijo y con una vida aparentemente normal, atacaba a mujeres entre las ocho de la tarde y las once de la noche durante la semana y de tres a seis de la tarde durante los fines de semana. Empezó a actuar de forma esporádica y fue incrementando los ataques a partir de 1994. Fue condenado por la Audiencia de Madrid a 514 años de prisión en el año 2000.

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