«El maíz seguirá siendo el cultivo estrella en el regadío por lo menos dos años más»
Los precios del maíz, a la espera de su recolección en octubre y noviembre para aproximadamente 65.000 hectáreas de regadío en la provincia de León, entre las comarcas del Órbigo, el Esla y Páramo, no van a bajar tampoco de los 17 céntimos de euro el kilo, aproximadamente la mitad más que hace un año. Los más optimistas, incluso, esperan subidas mayores, «porque estos son precios de salida ahora que ya han subido los cereales de secano, así que podríamos encontrarnos con un colchón al alza de hasta 0,20 euros o quién sabe si de cinco céntimos más, y eso, traducido a pesetas, supone mucho dinero». Según el presidente de Asaja, José Antonio Turrado, la producción provincial de maíz no va a variar en toneladas ni en superficie de siembra, ni tampoco sus costes, que son más elevados que los del secano como cualquier cultivo de ragadío, de manera que se mantendrá estable en torno a 65.000 hectáreas y 650.000 toneladas de grano. Los gobiernos pagan De acuerdo con las mismas fuentes, da igual que los precios de los cereales se cosechen con mayores o menos costes: bajos en el caso del secano y altos en los de regadío. Su destino final acaba siendo el mismo, ya sea el de consumo humano, el de piensos para animales o, más recientemente, para fabricar bioetanol como carburante para añadir a las gasolinas y contaminar teóricamente menos que el petróleo, según los protocolos de Kioto. Según Turrado, el maíz, con producciones seguras en zonas de regadío, va a seguir siendo el producto estrella de la agricultora leonesa al menos por unas cuantas campañas, «porque no sabemos cuánto va a durar la moda de los biocarburantes, pero por lo menos va a ser dos o tres años a nivel internacional, a sí que en León, a falta de consolidar cultivos alternativos para aceites biodiesel, como la colza, el maíz va a crecer como lo más rentable y seguro sin nada que lo desplace ¿Y qué vamos a sembrar, así las cosas, en los nuevos regadíos? Está claro que maíz, porque es lo que le va al clima y al terreno». En cuanto a los costes de producción de biocombustibles de regadío, nada comparables por lo alto a los cereales de secano del mercado internacional, Turrado dice no estar preocupado, salvo que fallen en grandes países, como Estados Unidos: «si es por el medio ambiente, el Gobierno pondrá el precio que le dé la gana. ¿O no?».