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| Análisis | Un globo, dos globos, tres globos |

Fin del chollo del 30%

Las empresas constructoras y promotoras se resignan a sólo un 10% de beneficios para el futuro con tal de seguir trabajando, frente a rentabilidades que hasta ahora eran del triple o más

Publicado por
A. Núñez - león
León

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Según algunos promotores la burbuja inmobiliaria no es tal, sino el fin de la gallina de los huevos de oro. Ha hecho ricos en poco tiempo a unos pocos y ahora se acabó, pero la actividad del sector sigue en límites razonables, pronosticándose un aterrizaje suave para el conjunto del país, donde los pisos seguirán subiendo, pero menos. Los constructores cavan ahora en busca de beneficios de viviendas de protección oficial, algo que antes despreciaban, pero en las que, sólo en la provincia de León, tienen un mercado de cinco mil potenciales clientes. En las poblaciones de la periferia se nota menos por el precio del suelo, pero en el mercado de la capital la direferencia entre un piso «protegido» y otro libre puede llegar a un tercio de su valor, algo carente de lógica, teniendo en cuenta que el precio del labrillo y del cemento es el mismo. Hay una clave curiosa en los argumentos que utilizan ahora las empresas para apuntarse al negocio de las VPO: hasta ahora nadie había hablado de garantías en beneficio empresariales, pero se habla de una nueva normativa que los fijaría en un 10% frente a un teórico 3% actual en el precio final de los módulos del metro cuatrado, descontados previamente el resto de los gastos en materiales, urbanización y mano de otra. «¿En vivienda libre? Depende, pero el beneficio del promotor podía llegar antes al 30% y eso se está acabando, salvo en pequeñas operaciones y ya muy puntuales». Según las mismas fuentes, es inevitable un progresivo acercamiento entre las viviendas libres y protegidas, salvo para urbanizaciones de lujo o semilujo, las cuales tienen, a su vez, un mercado muy limitado. Hasta ahora para calificar una vivienda como «protegida» había que ajustar los costes a un 3% de beneficio empresarial, que a menudo, números falsos a parte, se comía la inflación en un sólo año, aunque de cara al futuro se promete tener en cuenta en el baremo final contingencias tan variables como el precio del suelo por barrios, los convenios colectivos o los impuestos y, sobre todo, el beneficio del empresario en torno al 10%, según modelos que ya rigen en Francia. Quién y cómo lo calcule es otra cuestión. Los constructores se contentan ya con márgenes razonables, como en el resto de la UE A pesar de todo las VPO les garantizan un beneficio tres veces superior a la inflación