«Las casas vacías seguirán ahí, porque son una inversión para las familias»

Se calcula que casi un tercio de las viviendas construídas en León capital durante el último quinquenio permanecen vacías a un ritmo no inferior al millar al año, algo impensable poco antes. Las revalorizaciones inmobiliarias rápidas, la entrada del euro para sustituir a las viejas pesetas con la correspondiente afloración de dinero negro, aunque luego volviera a refugiarse en billetes aún más grandes, y la euforia de bajos tipos de interés para las capas de población más jóvenes fueron el caldo de cultivo favorable para un espectacular negocio de la construcción, que ahora se sitúa nada menos que en una quinta parte del PIB nacional. El temor al pinchazo de la llamada burbuja inmobiliaria es algo que no preocupa a los promotores más arriesgados, según los cuales la teoría de las viviendas vacías no es lo que parece. De acuerdo con las mismas fuentes y con las estadísticas más frías el parque de viviendas en desuso sería suficiente para cubrir la demanda de la provincia de León durante no menos de cuatro años, aunque el sector de la construcción se parara en seco. Sin embargo, «la mayor parte son inversiones familiares de rentas medias para arriba que no entran en el mercado de la compra-venta, porque su tenencia es indiferente en el tiempo para los padres o para los hijos y sólo vende el que necesita dinero en mano para salir de apuros en casos muy excepcionales».