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«Estoy pensando en volver»

La comunidad marroquí, una de las más arraigadas, es quien más sufre un trato injusto; a pesar de ello son los extranjeros que más valoran el sistema sanitario y educativo

Publicado por
J . Álvarez - León
León

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El proceso de integración en un nuevo medio social es un proceso lento incluso cuando se dan todos los condicionantes para una cálida acogida ya que, aunque el extranjero sea blanco, cristiano, hable español, tenga familia en el país, posea a un alto nivel educativo y disponga de dinero, es un extranjero. España es uno de los países europeos que se siente menos perturbado por la presencia de inmigrantes y considera a los grupos minoritarios como un enriquecimiento de la vida cultural, según lo confirma un estudio europeo sobre inmigración en el que el grupo de tolerantes compone casi la mitad de la población. Aun así, la comunidad marroquí, una de las más arraigadas por establecerse en un 40% antes de los años 90, es quién más ha sufrido en los últimos cinco años un trato injusto, ocho de cada diez marroquíes recibió un tratamiento inadecuado en materia de vivienda, y en acceso al mercado laboral, asegura el estudio. Sin embargo, es precisamente este grupo étnico quien manifiesta tener mayor confianza en las instituciones españolas y destaca la sanidad y el sistema educativo como los organismos que mejor funcionan y de los que mejor trato reciben. Arturo Pichardo es de Santo Domingo, hace un año que llegó a León con un contrato de trabajo y cuando se presentó en la empresa, su plaza estaba ocupada. Desde entonces se ha pasado un año buscando trabajo y como su situación es irregular «nadie» le contrata. «Estoy pensando en volver a mi país», asegura mientras relata lo dificil que es conseguir dinero para el pasaje Hoy, todavía un 62% de la población, considera considera que el volumen de inmigrantes actual es excesivo y casi un 80 por ciento manifiesta que la entrada en el país debe ser a través de un contrato de trabajo. Por ello, la integración que se manifiesta en aceptar un trabajo con un inmigrante, en someterse a un jefe de otra nacionalidad, compartir el colegio de los hijos con otros niños extranjeros, convivir en el mismo bloque e incluso a alquilarles la casa, es lenta. Además, en lo que se refiere a los derechos sociales y políticos que deberían tener los inmigrantes asentados, como el derecho al subsidio de desempleo, a traer a su familia, a obtener la nacionalidad española e incluso a votar, tampoco mejoran, según se desprende del informe. Pichardo se encuentra con que la nueva regulación le impide desarrollar otra actividad que no sea la de la oferta inicial y con una situación y un proceso de integración que tropieza con chinas en el camino. Si Arturo Pichardo deja León, a su vuelta tendrá más claro el proceso a recorrer. Hoy cuando un extranjero llega aquí, el móvil, la pareja y el trabajo es el orden de necesidades que se apresura a alcanzar. La nueva normativa propone un cambio en este orden de prioridades y deja claro que ante todo el contrato de trabajo es el acceso a los últimos terminales telefónicos y la vía libre a un nuevo modelo social que a pesar de las dificultades progresa adecuadamente.

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