Diario de León

El número de residencias y centros de día se ha duplicado en cinco años hasta sumar un total de 152 en la provincia

La atención a la tercera edad mueve ya un mercado laboral de 5.000 empleos

Uno de cada veinte ancianos demanda ayuda fuera de la familia a cambio de dinero

Residencia de la tercera edad en una foto de archivo con ancianos que precisaban ayuda

Residencia de la tercera edad en una foto de archivo con ancianos que precisaban ayuda

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Antonio Núñez - león
León

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«El 30% de nuestra mano de otra es inmigrante en situación legal y plenamente regularizada» MIGUEL ESCUDERO , presidente de la patronal de residencias privadas El negocio de residencias y centros de día privados para atención a la tercera edad se ha disparado en lo que va de década hasta sumar un total de 152 locales, casi 10.000 plazas y no menos de 5.000 empleos en la provincia de León, algo impensable a comienzos del nuevo milenio. Los sueldos no son altos, casi todas las empresas son nuevas o ni siquiera existen oficialmente, como corresponde a la economía sumergida para atención domiciliaria y su número tiende a crecer. Según el presidente de la patronal leonesa de tan moderno sector, Miguel Escudero, En León capital hay censadas un total de 15 residencias para la tercera edad, a las que se añaden otras 97 en el resto de la provincia. La media de plazas es de aproximadamente 50 por residencia y el de empleos de un tercio del número de plazas. Un 20% son públicas, gestionadas directamente por la Junta, ayuntamientos u órdenes religiosas, sin ánimo de lucro: el resto privadas. Estas últimas, según Escudero, comenzaron a multiplicarse a partir del 2002 hasta casi doblar la oferta de plazas, incentivadas por un negocio que no parece tener todavía fin: el envejecimiento de la población rural en la provincia de León y, en general, en toda la Cuenca del Duero. Mil euros, más o menos El precio de las residencias para la tercera edad oscila en torno a mil euros por persona a pensión completa, algo que muchos no pueden pagar con las modestas jubilaciones agrarias, la mayoría de las cuales no llegan a la mitad. Las de viudedad en las áreas urbanas tampoco. La Gerencia de Servicios Sociales de la Junta gestiona directamente en la autonomía con sus propios centros un total de 3.415 plazas en residencias de la tercera edad y tiene concertadas en convenio 1.937 más, con un precio medio prefijado de 721 euros o el 75% de los ingresos del residente, cubriéndose el resto con subvenciones. En cuanto a las plazas privadas, el mercado se mueve entre 650 y 1.200 euros, dependiendo del grado de dependencia y cuidados que precise el interno. El negocio se multiplica en las nueve provincias de la comunidad autónoma, todas con una población altamente envejecida y sin solución de continuidad, con casi seiscientas residencias públicas y privadas. Según las mismas fuentes, la atención a la tercea edad se confirma, paradójicamente, como lo que los modernos llaman «yacimiento de empleo». Y para ello basta con barajar los censos de población de más de setenta años y su grado de dependencia de los descendientes, a los que el trabajo, da igual marido que mujer, no deja apenas tiempo libre. En cuanto al negocio, nadie quiere dar cifras, aunque globalmente sean fáciles de sacar por una simple multiplicación: diez mil plazas a mil euros cada una en la provincia arrojan la nada despreciable cantidad de diez millones de euros al mes y 120 millones al año, el equivalente a casi 20.000 millones de las desaparecidas pesetas. Estas estimaciones incluyen la llamada economía sumergida, que no baja de un 30% del total. Costes La demanda de plazas para atención a la tercera edad no tiene nada que ver con la economía oficial, al menos si se echa mano de las estadísticas de pensiones. En las áreas rurales ni siquiera llegan al salario mínimo, pero aparecen de golpe recursos para pagar las residencias, cueste lo que cueste, muchas veces a tanto por hijo en aportaciones privadas. Según Miguel Escudero, los costes de mantenimiento de este tipo de locales no son bajos, sino que superan ampliamente a cualquier hotel de unas pocas estrellas. Aproximadamente la media de empleados por residente es de uno a tres, dependiendo del grado de dependencia de los ancianos, a lo que hay que añadir los gastos domésticos de simple residencia, comidas, etcétera, a mayores de personal médido y sanitario disponible en horas extraordinarias. Al final la residencia de ancianos supera en costes a un hotel, aunque no supere en lujo al hospital. NÚMERO DE RESIDENCIAS DE LA TERCERA EDAD EN LA PROVINCIA, AÑADIDAS A CENTROS DE DÍA Plazas Empleos En esta cifra se incluye el personal de atención domiciliaria a ancianos sin altas en la Seguridad Social

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