«Tengo empleados de aquí y extranjeros»

Óscar Maydana Mayer, argentino de la provincia de Córdoba, lleva dieciocho años en España, doce en Madrid y seis en León, «progresando, por suerte» y con el objetivo de mantener su negocio de construcción y reformas, en medio de la creciente competencia, la leal y la desleal, «pensando ya en la jubilación». A sus 55 años, recuerda las colas ante las oficinas de extranjeros y los viajes que tuvo que hacer a Argentina para conseguir los papeles en 1989. «Siempre te gsutaban la forma de desanimarte», pero él no hizo caso. Llegó solo a Madrid, se instaló en una pensión del centro y se levantaba a las sesis de la mañana para buscar trabajo: «Iba a un bar y leía el segunda mano». Sus conocimientos de perito técnico de electrónica y dibujante mecánico le abrieron camino. «De a poco fue resolviendo el trabajo», añade, primero en una empresa de venta y alquiler de maquinaria para la construcción y, antes de abrir su negocio en León, como instalador de consignas electrónicas en estaciones y albergues. Pero toda la vida había trabajado por su cuenta. Así que hizo caso de un amigo y compatriota al que visitaba de vez en cuando en León y probó suerte en el pujante sector de la construcción, con una empresa especializada en reformas. León-Cor cuenta con seis empleados, algunos de ellos tan antiguos como la empresa: «Tengo trabajadores de aquí y también extranjeros, y me gustaría contar con mujeres porque los trabajos mixtos funcionan mejor, pero me lo han puesto muy difícil», relata Maydana, que se confiesa «muy a gusto en León pese a que no tengo sangre española y la verdad es que es difícil hacer amigos». Las costumbres son muy diferentes: «Allí las amistades se ven en sus casas, aquí en los bares». Descendiente de alemanes e italianos, subraya que la «única clave para sacar adelante el negocio es trabajar y tener ganas de hacer cosas, aunque sacar un negocio es difícil porque te castigan todos los días a impuestos». No le teme a la competencia aunque sea desleal -«todo el mundo tiene derecho a trabajar»- ni tampoco a la anunciada crisis del sector que, pronostica, «afectará más a las constructoras de obra nueva». «No le tengo miedo a nada». Cada dos o tres años visita su país. Pero ya nada es lo mismo. «¿Sabés? Yo nunca me arrepiento de las cosas que hago, pero irse del país es lo más feo que le puede ocurrir a una persona». Con toda la familia en España -esposa y un hijo y una hija semiindependientes- ya no entra en sus planes retornar para vivir en Argentina.