«No tuve más dificultades por ser marroquí, sólo hay que luchar»

«En esta sociedad cuanto más eres, más tienes», sentencia Abdenabi Frigy, Marcos, al explicar su trayectoria como empresario en el Bierzo, cuando acaba de dar el salto del comercio -después de seis años con tienda propia- al ladrillo. Con 32 años y media vida en España, en Ponferrada, acaba de comprar una pequeña empresa de reformas -Blanco Costea- y cuenta con una modesta plantilla de cinco trabajadores. Ahora que la construcción se ralentiza, se abre paso en la demanda para reformas de viviendas. Empezó a los 16 años como vendedor ambulante, mano con mano con su hermano. Venía al rastro de León y a otros mercadillos y tuvo que esperar dos largos años para ser un ciudadano con papeles. Sin embargo, confiesa que en el negocio «no tuve más dificultades por ser marroquí, solamente hay que luchar». Ahora está casado con una española, que regenta la tienda «Marcos Moda» en la capital berciana con otra persona. «En el invierno no salgo mucho a los mercados y como tengo bien atendido el negocio, me dedico a lo que sé y tengo gente para hacerlo», algunos de su misma nacionalidad. En Marruecos, cerca de Casablanca, su familia también se dedica a la construcción, pero él decidió salir «para mejorar». «Mi país está como hace veinte años España, pero está en vías de expansión y desarrollo y de hecho hay muchos españoles que invierten allí». Su objetivo es «ser lo más» y mira a Marruecos como una segunda casa, pero sin ganas de marchar. Él se ha adaptado sin mayores problemas «al mundo de furia», del «corre que te pillo», que le ha tocado vivir; ni siquiera sintió la necesidad de asistir a clases de español. «Me relaciono con todo el mundo y estoy muy a gusto en el Bierzo, son tantas cosas las que me gustan de aquí que no puedo decir ninguna». Además de su don de gentes, cree que otra clave que le ha proporcionado éxito en el negocio es «saber aprender cada día de las cosas».