Venganza pasional o «terrenal» en Polop
Centran las investigaciones del intento de asesinato del alcalde en sus relaciones íntimas o en una venganza urbanística, motivo por el que se detuvo a una pareja, leonesa ella, que ya está libre
Polop es un pueblo de la provincia de Alicante que vive en tensión desde hace cuatro días. Sus casi 4.000 habitantes no tienen otro tema de conversación que el intento de asesinato que sufrió su alcalde, Alejandro Ponsoda Bou, el pasado viernes por la noche, cuando dos individuos le dispararon tres tiros, de los cuales uno le penetró en la cabeza y le tiene al borde de la muerte. Y la pregunta que se hacen todos los vecinos es ¿por qué? Ésta es la preocupación máxima de los polopinos, saber las razones que han llevado a esta agresión a una persona que todos definen «como un buen chico». Y a resolver este crucial interrogante dedican sus esfuerzos decenas de miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, incluso algunos llegados desde Madrid, que se han desplazado a esta localidad de las montañas alicantinas situada a la espalda del inmenso Benidorm. Y aunque los responsables de las averiguaciones repiten una y otra vez que todas las líneas de investigación permanecen abiertas, todo apunta a que hay dos que están centrando sus mayores esfuerzos: una venganza por una cuestión sentimental o un castigo por intereses urbanísticos. Tras interrogar a todos los familiares del regidor y compañeros del consistorio, los investigadores están centrando sus pesquisas en averiguar su vida personal más íntima. En un registro efectuado en una segunda vivienda propiedad del primer edil fueron hallados algunos escritos y cartas que han llevado a pensar a los agentes que la causa del intento de asesinato reside en sus «relaciones más personales». Ésta parece ser la línea de investigación más convincente, pero ni mucho menos la única, puesto que si así fuera, la Guardia Civil no estaría revisando uno por uno los expedientes urbanísticos del Ayuntamiento de Polop. Se trata de encontrar alguna que hubiera provocado polémica y ganas de venganza que facilitaran un móvil. Esto es lo que en un principio pensaban los agentes que tenía una pareja, francés él y leonesa ella, que reside desde hace años en una finca próxima al domicilio de Alejandro Ponsada, en Xirles, pedanía de Polop. El miércoles, el primer edil se desplazó hasta esta finca para marcar unos 350 metros cuadrados de terreno que les iban a expropiar. La pareja discutió con el alcalde y llegaron a amenazarle con un: «Te vamos a matar». Pero tras prestar declaración el sábado, fueron puestos en libertad sin cargos.