Bermejo, el don de la inoportunidad
Cuando empezaban a amainar los ecos de su intervención en la última sesión de control al Gobierno, en la que dijo que «antes o después volverán a darse las condiciones para que un Gobierno de España, éste u otro, intente un final dialogado de la violencia», el ministro de Justicia ha vuelto a la carga. Esta vez con una nueva propuesta de acceso a la judicatura. Se trata de una iniciativa discutible, pero, en cualquier caso, claramente inoportuna. A los que se han rasgado las vestiduras y se han escandalizado hay que recordarles que la oposición, en estos momentos, es solo una de las cinco vías de acceso a la carrera judicial. Las otras cuatro están abiertas a juristas con experiencia acreditada de seis a diez años, según aspiren a una plaza de juez o magistrado. Así, la caza de cerebritos en las facultades de Derecho que propugna el ministro sólo sería una más, en un momento en que la cantera está yendo a menos. Antes de que Fernández Bermejo llegase a ministro, Guillen Vidal, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, al hilo de otra polémica -la suscitada por la puesta en marcha del Centro de Preparación de Oposiciones para las Carreras Judiciales-, calificaba el sistema actual de «cruel e inhumano». Explicaba que «olvida la vertiente profesional y social del juez».