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Publicado por
Julio Á. Fariñas - redacción
León

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Cuando empeza­ban a amainar los ecos de su intervención en la última se­sión de control al Gobierno, en la que dijo que «antes o des­pués volverán a darse las con­diciones para que un Gobierno de España, éste u otro, intente un final dialogado de la violen­cia», el ministro de Justicia ha vuelto a la carga. Esta vez con una nueva propuesta de acce­so a la judicatura. Se trata de una iniciativa discutible, pero, en cualquier caso, claramente inoportuna. A los que se han rasgado las vestiduras y se han escandali­zado hay que recordarles que la oposición, en estos momentos, es solo una de las cinco vías de acceso a la carrera judicial. Las otras cuatro están abier­tas a juristas con experiencia acreditada de seis a diez años, según aspiren a una plaza de juez o magistrado. Así, la ca­za de cerebritos en las faculta­des de Derecho que propugna el ministro sólo sería una más, en un momento en que la can­tera está yendo a menos. Antes de que Fernández Ber­mejo llegase a ministro, Guillen Vidal, ma­gistrado del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, al hi­lo de otra polémica -la susci­tada por la puesta en marcha del Centro de Preparación de Oposiciones para las Carreras Judiciales-, calificaba el siste­ma actual de «cruel e inhuma­no». Explicaba que «olvida la vertiente profesional y social del juez».