Diario de León

La Guardia Civil sospecha que las peores tragedias no llegan a conocerse

Los cayucos arriesgan con travesías más largas para evitar las patrullas

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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La Guardia Civil y Salvamento Marítimo habían tenido varias noticias «indirectas» de cayucos que se habían internado en el Atlántico con cerca de un centenar de inmigrantes a bordo y de los que nunca más se supo. Familiares que aseguraban con pruebas que sus allegados se habían embarcado hacía semanas en un cayuco en un puerto de Senegal o Mauritania y que jamás había vuelto a comunicarse con ellos. Pero nunca hasta este miércoles se había recuperado una embarcación tras tantos días a la deriva y tan alejada de la costa. Las nuevas rutas de la inmigración inauguradas hace tres años por las mafias para evitar el control en las aguas del Estrecho de Gibraltar también han ocultado a la opinión pública las nuevas tragedias de la inmigración clandestina. Los cayucos (barcos de pesca tradicionales de Mauritania y, sobre todo, de Senegal) son embarcaciones mucho más estables y grandes (hasta diez metros de eslora) que las pateras marroquíes y pueden albergar hasta 150 inmigrantes hacinados. Los cayucos -dotados de hasta dos motores fueraborda, cocina y gps- se atreven a singladuras mucho más largas (de hasta diez días por el Atlántico) que las pateras (apenas un día en el Mediterráneo). En los últimos meses, además, para evitar a las patrulleras españolas, senegalesas y mauritanas, los patronos descartan el cabotaje y se internan varios cientos de millas en el océano. Por ello, la Guardia Civil está convencida de que las mayores tragedias de los cayucos son las que no se han conocido porque estas embarcaciones se han quedado sin gasolina, se han perdido en el Atlántico tras un fallo del gps o, simplemente, se han pasado las islas del archipiélago canario. La segunda mayor Aunque en esta ocasión no ha mediado un naufragio, la muerte por deshidratación de, al menos, 56 inmigrantes es una de las mayores tragedias conocidas de la inmigración clandestina en España, sólo superada por el hundimiento de un cayuco el pasado 19 de julio a 90 millas al sur de Tenerife, durante la operación de rescate que estaban llevando a cabo los barcos Conde de Gondomar y Luz del Mar . En aquel naufragio murieron 88 de los 136 inmigrantes subsaharianos que ocupaban la embarcación. Las cifras de la inmigración clandestina en el sur peninsular, también muy abultadas en el pasado, son mucho más fiables que las del Atlántico. La mayor tragedia fue la muerte de 54 inmigrantes magrebíes el 25 de octubre de 2003 cuando su embarcación zozobró frente a las costas de Rota. El 5 de julio de 1998 otros 38 inmigrantes perecieron frente a Melilla. 24 personas murieron el 15 de septiembre de 1997 cuando intentaban ganar las costas de Tarifa.La zona en la que los marineros sitúan la más peligrosa está entre los grados 20 y 26. «Ahí siempre hay mal tiempo. Da igual que sea verano, nunca hay calma, y es muy fácil que un cayuco con cien personas dentro de la vuelta», explican. La tripulación de los barcos gallegos también cumple una labor humanitaria en la zona.

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