Escritor, dramaturgo y cofundador de la Plataforma Ciudadans de Catalunya
«Los ciudadanos tienen los derechos, no los territorios»
Antinacionalista convencido, lamenta que en Cataluña los españolistas son «degradados, insultados y colocados en un espacio de muerte civil»
Albert Boadella (Barcelona, 1943) dice que se va «artísticamente» de Cataluña porque no aguanta más. El director de la compañía Els Joglars y Premio Espasa de Ensayo 2007 por su libro Adiós Cataluña. Crónica de amor y de guerra armó un revuelo cuando en su último acto público convocó a la prensa en un barco frente a Barcelona para decir adiós a su tierra natal. -¿Por qué ese autoexilio? -Porque Cataluña ha tomado en las dos últimas décadas una deriva que me resulta poco estimulante. Se ha instalado un antiespañolismo muy profundo. La palabra españolista se ha convertido en un auténtico insulto. Creo que ese territorio está empequeñecido porque hay unas miras muy limitadas, muy endogámicas. La poca gente que le hemos hecho frente a esos delirios nacionalistas hemos sido acusados de traición a la tribu. Por lo tanto degradados, insultados y, en cierta medida, colocados en un espacio de muerte civil. -¿Algunos creen que sus últimas intervenciones son «payasadas» propias de Els Joglars? -Creo que mi trabajo es el de un artista. Guste o no guste. -Según usted la idea de integrar los países catalanes es un auténtico delirio. -Sí. Es un delirio tan absurdo como si en estos momentos dijéramos que vamos a hacer una unión, yo que sé, con los griegos porque se parece nuestra cultura. El hecho de tener una misma lengua no significa en absoluto que tengamos que cerrar un país forzosamente. -¿Realmente ha recibido amenazas de muerte? -Como tantas personas públicas he recibido amenazas y presiones. Desgraciadamente hay enfermos de los nervios que construyen amenazas para amargarle la vida a uno. Contra la prensa -Circula por Internet un vídeo en el que ridiculiza a los medios de comunicación usándolos como papel higiénico... -Ojo, sólo los catalanes. Concretamente me refiero a dos periódicos que son la punta de lanza del catalanismo. Creo que los medios de comunicación han tenido un enorme protagonismo en la deriva nacionalista de Cataluña porque han instigado estos sentimentalismos tribales que ahora nos invaden. -¿Cree que otras regiones menos favorecidas sufren las consecuencias de los favoritismos hacia Cataluña? -Más que favoritismo se trata de coacción electoral. Los ciudadanos son los que tienen los derechos, no los territorios. Tiene que haber un equilibrio y tratar de conseguir que las zonas más desfavorecidas, se vayan igualando a las zonas más ricas. -¿El nacionalismo en Cataluña ha alcanzado su techo electoral o todo lo contrario? -No, no, de techo electoral nada. La cosa irá a más y con una tendencia a la radicalización. El problema es que ante esto en Cataluña no hay reacción, sólo ilencio. -¿Cómo ve la situación política de Cataluña? -Ahora que vivimos tiempos de apertura y las miras se amplían más allá del simple terruño, en Cataluña el único impulso que hay es el de la nostalgia a la tribu con una idea cateta del territorio. -En su opinión impera una «mayoría silenciosa». ¿Hay miedo a expresarse? -Ante la posibilidad de ser señalado como «traidor a la patria» la gente opta por callarse. Los nacionalismos son absolutamente maniqueos. O estás a favor o en contra. Como en la dictadura, donde eras un buen español o un auténtico mal nacido. -¿Cuál es su actual relación con Ciutadans? -Montamos una plataforma cívica que dio lugar al partido y en cuanto éste se pasó a la política profesional me desvinculé. -¿Le gusta el rumbo que ha tomado Ciutadans? -Si fuera yo quien condujera el partido lo haría distinto. Faltan planteamientos más originales.