El juez envía a prisión a los dos cabecillas de la célula terrorista
La Audiencia acusa de pedofilia al jefe de los islamistas de Burgos
Descargaba con asiduidad en el ordenador de su casa imágenes de niños que practicaban sexo
La Audiencia Nacional imputó ayer un delito de corrupción de menores al argelino Abdelkader Ayachine, el jefe de la célula yihadista desarticulada la semana pasada en Burgos. Según el auto del juez Ismael Moreno, que ayer ordenó su ingreso en prisión y el de su lugarteniente, el marroquí Wissam Lofti, el argelino guardaba en su domicilio numerosas fotografías y vídeos de pornografía infantil que se descargaba a través de Internet. Los otros tres detenidos en la redada, con un menor peso en la célula, han quedado en libertad provisional, con la obligación de presentarse en el juzgados dos veces al mes. El documento asegura que Ayachine «asiduamente descargaba y transfería desde Internet al ordenador de su casa numerosos archivos de vídeo y fotografía de pornografía infantil, en los que los protagonistas son menores practicando el sexo entre ellos o con adultos». Los protagonistas de estas imágenes son más niños que adolescentes y, según fuentes judiciales, este hecho delictivo podría ser remitido para su instrucción a los juzgados ordinarios, dado que no forma parte de las competencias de la Audiencia Nacional. Reclutar fanáticos El juez Moreno imputó tanto a Ayachine como a Lofti un delito de pertenencia a organización terrorista, porque considera que eran el núcleo central de una célula estructurada para favorecer la yihad en varios países y para intentar reclutar a fanáticos que acudiesen a luchar a Irak y Afganistán. Considera que el grupo pertenece a la Salafia Yihadia, la organización que agrupa a los partidarios de Al Qaeda en Europa y el Magreb, y que estaban vinculados a una productora de propaganda islamista danesa, Al nur islamic, cuyo responsable, Said Mansour, está encarcelado. En los domicilios de los jefes se localizaron varios envíos de la productora y transferencias de dinero en su favor. Los encarcelados lideraban periódicas reuniones de proselitismo y lograban por Internet vídeos, CD, libros, folletos y toda clase de propaganda de líderes terroristas como Osama bin Laden.