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| Crónica | El abacero de más prestigio |

Con el mejor cicerone

El ministro José Antonio Alonso volvió a León, firmó un nuevo proyecto para su tierra y para su UME y tuvo tiempo, además, para enseñar un poquito de su ciudad a Soledad López

Publicado por
F. Ramos - león
León

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Semblante tranquilo, paso firme y sonrisa. Con esta estampa se paseaba ayer el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, por las calles de su León natal y le iba mostrando a la secretaria de Estado de su ministerio, Soledad López, un poquito de su ciudad, como la Catedral, que ya es mucho. El ministro sabe que le esperan meses de mucho trajín, pero ni se inmuta y los afronta con la misma confianza con que lo hizo hace ya cuatro años. «¡Cómo pasa el tiempo!», explicaba poco antes de disponerse a tomar un vino en la Abacería, donde el buen abacero encaminó al ministro y a su séquito de compañía -Soledad López, el alcalde Francisco Fernández, el subdelegado Francisco Álvarez, el senador José Giménez y el alcalde de San Andrés, Miguel Martínez- a degustar un buen caldo de la tierra, con su tapa de jamoncito, queso, chorizo y pan. «Esto es un privilegio», declaraba el ministro para quien el poder pasear por las calles de su ciudad y ver a los amigos es algo «impagable». Llegó sin hacer ruido al mundo de la política y algunos avispados del PP le calificaron como el gran desconocido pero, cuatro años y dos ministerios del nivel de Interior y de Defensa después, le han convertido en uno de los ministros más valorados del Gobierno de su amigo Zapatero. Y todo esto sin olvidarse de León, a donde ha traído proyectos e inversiones y hasta una escuela de formación, que no de pilotos, para su UME.