Diario de León

| Reportaje | Pasión por el trabajo | ENRIQUE AMILIVIA ZAPATERO | 67 AÑOS, MÉDICO DE VEGA DE INFANZONES

«Teniendo la cabeza bien, cuando te jubilan es cuando más sabes»

Miguel Cordero, en la Facultad de Veterinaria

Miguel Cordero, en la Facultad de Veterinaria

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a. g. | león
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Enrique Amilivia tiene tres razones de mucho peso para no dejar el mundo laboral: tres hijos universitarios. Quieren ser periodista, licenciado en administración y empresas y actor. A sus 67 años está a punto de cumplir los 35 años como cotizante para acceder al 100 por cien de la pensión, pero además -asegura- «llevo tanto tiempo en esto (la medicina) que no me causa un sobreesfuerzo seguir trabajando, aunque en esta profesión es difícil estar al día tengo la ventaja de que conozco a todos mis pacientes». Y se adapta a las circunstancias. Está disfrutando de sus vacaciones en noviembre porque era el período en el que podían poner una sustitución. Ahora bien, Amilivia Zapatero es consciente de que «no todos los trabajos son iguales como para permanecer más allás de los 65 años e incluso hasta esta edad». En el suyo se da la peculiaridad de que «teniendo la cabeza bien, cuando te jubilan es cuando más sabes», apostilla. Empezó su periplo profesional en la entonces residencia Virgen Blanca en 1972 y al año siguiente se fue a Riaño «por seis meses» y estuvo nueve años. En aquellos tiempos había en León 57 municipios sin médico. «En toda la montaña había dos médicos», recuerda. Lo que más le apasiona de su trabajo es «curar, ver mejorar a la gente y lo que menos -lo dice antes de que se le pregunte- los virus, los tengo una manía que no los puedo ver y claro, la mayoría de los catarros son víricos». «Antes la gente se quedaba en casa y se hacía sus potajes y ahora tenemos que curar muchas reinfecciones porque enfermamos y seguimos haciendo la misma vida», sentencia el médico. Otra sabia conclusión de su experiencia profesional es que «en un país desarrollado, la sanidad influye muy poco: el 40% de las enfermedades son genéticas, 20% se deben al ambiente, otro tanto a los hábitos, un diez por ciento a suerte y tal vez en otro diez por ciento influimos desde la medicina; muy poco para la cantidad de cosas que hacemos», concluye. Pero no esta razón suficiente para frustrar su trabajo cotidiano. Le molesta más la falta de planificación de los gestores sanitarios: «Había 35.000 médicos en paro, tuvieron que emigrar y ahora faltan médicos».

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