Enésimo choque entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón. Prácticamente no pasa una semana -los malévolos dicen que un día- sin que los dos compañeros de partido se echen los trastos a la cabeza. El último episodio de esta guerra fratricida entre la presidenta de la Comunidad y el alcalde de Madrid es a cuenta de Ifema, la institución ferial que es uno de los motores económicos de la región. Aguirre ha colocado al frente a un hombre de su entera confianza, Luis Eduardo Cortés, ex vicepresidente y consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes. Tomó posesión el lunes como presidente del comité ejecutivo en sustitución de Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE. Esto no ha gustado nada a Gallardón y ayer el Ayuntamiento anunció que recurrirá su designación por considerar incompatible el desempeño de su nuevo cargo con su actual responsabilidad en una filial inmobiliaria del grupo Sacyr Vallehermoso. Esta empresa está realizando la ampliación de la feria -consistente en la construcción de dos naves para exposiciones que ocupan 20.000 metros cuadrados- e iba a ser denunciada por el comité ejecutivo de la institución ferial por el retraso y el sobrecoste de las obras. El delegado madrileño de Economía anunció que va a solicitar la convocatoria extraordinaria de la junta rectora de Ifema para formalizar el recurso, ya que «existe una incompatibilidad desde el punto de vista legal»