«La poesía de Julio Llamazares es naturaleza, sueño y recuerdo»
En la jornada de ayer, la profesora María Antonia Suárez desmigó las motivaciones más profundas de la poética de Julio Llamazares, fijándose en sus dos libros en verso: La lentitud de los bueyes y Memoria de la nieve . Su poesía es, según confirmó, «mucho más que nostalgia por un paraíso perdido», manifestó en referencia al pueblo natal del escritor, Vegamián, destruido y hundido bajo las aguas del pantano del Porma. Julio Llamazares es también poeta, y no, como se empeña en afirmar parte de la crítica, sólo «un poeta metido a novelista». Y las tres claves que le explican en cuanto tal son «la naturaleza, el sueño y el recuerdo». Los libros mencionados constituyen, explicó, «dos textos complementarios» que alumbran «una nueva épica»; su tono, «salmódico y lapidario» supone el «rescate de la memoria mítica de su estirpe» y en cuanto a las fuentes literarias de las que bebe, la lírica de Gamoneda no es la menos importante de ellas. Pero en La lentitud de los bueyes y en Memoria de la nieve , además de otras obras en una prosa cercana al verso, el protagonista no es sólo Vegamián, sino esa «España menguante, esos espacios desaparecidos o en trance de desaparecer», aclaró María Antonia Suárez. El calor, los colores, los sabores de la infancia son también materia literaria en el talento de Llamazares. La gran expresividad de los términos -muy apegados al terreno- que utiliza, introducen al lector en un «túnel del tiempo» que le lleva a otros tiempos y a lugares que ya no existen. «Contra el olvido, la palabra»: esa rebelión contra el tiempo histórico caracteriza, dijo, el verso del escritor.