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Uriarte afirma que el «retorno abominable» de ETA es un «duro golpe» a la paz

Publicado por
Joseba García - bilbao
León

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El obispo de San Sebastián, monseñor Juan María Uriarte reconoció que el «retorno abominable» de ETA al terrorismo ha infligido un «duro golpe» a la esperanza de consecución de la paz y advirtió sobre los efectos negativos tanto de la amenaza terrorista como del «desencuentro» político o la «incertidumbre» sobre el «respeto efectivo» de los derechos humanos. A través de la carta pastoral escrita con motivo del Adviento titulada «la esperanza vence al miedo», Uriarte reflexiona sobre la situación política y social en la que se encuentra la sociedad tras el fin del alto el fuego de ETA. El prelado lamenta el «grave y persistente problema de la paz» y denuncia la «regresión deplorable y preocupante» motivada por el «lamentable fracaso de las expectativas de paz», y por lo que califica como «retorno abominable de la banda ETA a su actividad terrorista» que, advierte, nos remiten a «un crudo pasado que muchos creían cancelado». En un intento por insuflar ánimos, Uriarte señala que en la Iglesia confía en que «este retroceso de la causa de la paz sea transitorio». Pero reconoce que con hechos, como el asesinato de dos guardias civiles en Francia, «nadie nos asegura» que esto vaya a suceder ya que los atentados y la persistencia de la violencia suponen, a su juicio, que «una nueva decepción y un renovado temor a una confrontación inhumana han congelado la ilusión» de la sociedad y «han debilitado su esperanza de paz». Responsabilidades El prelado se dirige a los «muchos» cristianos «implicados» en responsabilidades políticas «de gobierno o partidos» que juegan un papel que les convierte en «símbolos de la sociedad y espejo en el que se miran los ciudadanos». Uriarte constata que sociedad vasca está «fuertemente tocada en su esperanza colectiva por el azote de la amenaza terrorista, el desencuentro político, la incertidumbre del respeto efectivo de los derechos humanos y el alejamiento de la perspectiva de la paz». El titular de la diócesis donostiarra recuerda a sus fieles que son requeridos para «mantener viva, es decir, expresada en obras y palabras, la esperanza de una paz justa y estable».