| Crónica | Por unas horas |
La visita más sonada
Oír se hicieron oír. Los trabajadores municipales amenazados por los despidos, al grito de «Zapatero, paisano, ven a darnos la mano», se lucieron con petardos en una jornada con otras reivindicaciones
El avión del presidente inauguró las nuevas pistas de La Virgen
Los que están en contra de la línea eléctrica Sama-Velilla extendieron en el aeropuerto una pancarta reinvindicando su paralización. También se hicieron oír los empleados municipales, y los mayores de San Andrés del Rabanedo. Todo el mundo quería a Zapatero a su lado, ya fuera para protestar o para darle un achuchón en plan abuela. Y supo lidiar con el mismo temple que mostró frente a Chávez aquel día del «¿por qué no te callas?». Un saludo aquí, una felicitación navideña allá... Así son los tiempos muertos de un presidente. Por la tarde, su visita a la sede del Inteco estuvo permanentemente acompañada por los gritos, pitada y petardos de más de un centenar de empleados del Ayuntamiento de León, que protestan por la no renovación de contratos a 155 trabajadores, dentro del Plan de Salvación elaborado por el equipo de gobierno municipal para solventar su abultada deuda. «Zapatero, paisano, ven a darnos la mano» fue el grito más coreado. De poco les sirvió. El presidente llegó y salió de La Lastra acompañado por una larga comitiva en coche, y los empleados municipales se quedaron sin respuesta presidencial. Pero oír, se hicieron oír.