Diario de León

ANÁLISIS

¿Quién se acuerda de Arnaldo Otegi?

Publicado por
MELCHOR SÁIZ-PARDO
León

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«ARNALDO Otegi se acabó con la T-4». La frase, pronunciada hace unos días, es de un alto responsable de las fuerzas de Seguridad. El hasta hace un año omnipresente líder de Batasuna languidece en la prisión de Martutene apartado por completo de la vida pública y olvidado por la izquierda aberzale, que tampoco parece echar en falta al resto de la «vieja guardia» de la coalición, encarcelada desde octubre. La máxima etarra de «quien entra al mako ya no pinta nada» ha vuelto a cumplirse de manera inexorable. «Es el tiempo de los duros», dicen los mandos de la lucha antiterrorista. La furgoneta-bomba que derrumbó el aparcamiento de la nueva Terminal 4 de Barajas y acabó con la vida de Carlos Palate y Diego Estacio no sólo puso fin a la tregua, sino que enterró al denominado frente político que encabezaba Otegi. Los pistoleros ganaron cierto debate interno desatado en el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) y volvieron a coger el timón. Arnaldo Otegi parece haber aceptado ese obligado alejamiento de la primera fila. La nueva vida del ex portavoz de Batasuna es fiel ejemplo de los nuevos tiempos que soplan en la izquierda aberzale. Las movilizaciones y las palabras altisonantes tras la entrada en prisión de Otegi, de la mesa de Batasuna o de los responsables de Ekin se diluyeron en sólo unos días, y al ex líder de la coalición proscrita no le ha quedado otra que aceptar el régimen carcelario y sus rutinas. Arnaldo Otegi no ha creado un solo problema desde que entró en prisión el 8 de junio. Es más, se ha convertido en una alumno disciplinado. Su prioridad, al menos hasta que el próximo agosto recupere la libertad si no vuelve a ser condenado antes, es el Derecho. Estudios de derecho El ex portavoz aberzale se ha matriculado en la Uned (ya no es posible seguir en la cárcel los cursos a distancia de la universidad vasca) de las dos asignaturas que le faltan para acabar la carrera. Otros ex dirigentes de Batasuna también se han vuelto a apuntar a la universidad a distancia para aprovechar sus meses entre rejas. El inglés se ha convertido en el otro gran sustituto de la política. Otegi, junto a otros cuatro presos que nada tienen que ver con el mundo aberzale, ha aceptado la oferta del centro penitenciario para mejorar sus idiomas de forma gratuita y frecuenta los cursillos semanales (no reglados) que imparte una organización no gubernamental en Martutene. Luego, cuentan los funcionarios, el ex líder de Batasuna dedica horas y horas en su celda a repasar los apuntes y a mejorar su acento, mientras espera las puntuales visitas de sus familiares más cercanos. Sólo Derecho, inglés y familia. Ni siquiera deporte. Arnaldo Otegi ha ganado peso porque «pisa poco el gimnasio de la cárcel» y no ha vuelto a las clases de yoga en las que se inscribió al principio. Tampoco parece interesado en mantener relaciones demasiados estrechas con los otros seis presos condenados por terrorismo de los casi 300 internos que hay en Martutene. Es cierto que el ex portavoz batasuno comparte paseos esporádicos por el patio con esos seis jóvenes de la kale borroka encarcelados en el centro, que hacen por ganarse las simpatías del otrora famoso recluso, pero Otegi también se esmera por relacionarse con otros presos comunes, con los que mantiene relaciones igualmente cordiales. En Martutene hay sólo dos miembros de ETA, Maite Sagastume y Miren Azkarate, pero al estar en el pabellón de mujeres, Otegi no tiene oportunidad alguna de encontrarse con ellas. Desde hace semanas, la página de solidaridad con Otegi (www.arnaldoaskatu.org), donde se recopilan apoyos al ilustre preso, se quedó congelada en la firma de adhesión número 10.189, pero ninguno de sus promotores se ha molestado en desbloquear la web. Igual de olvidado parece el propio portavoz de la coalición. Tras las primeras y poco numerosas protestas contra su encarcelamiento en junio, las visitas de sus correligionarios se han sucedido con cuentagotas.

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