Zapatero admite que fue un error augurar la paz en la víspera del atentado a la T-4
Fue un error mostrarse tan exultante con las posibilidades del proceso de paz. Un «error notable», según dijo ayer el presidente del Gobierno. El pronóstico fallido realizado hace ahora un año, la víspera del atentado de la T-4, sobre la situación de ETA en un futuro próximo ha pesado como una losa en la conciencia de Zapatero. Tanto que fue, junto a los problemas en la ejecución de la vía del AVE hacia la ciudad de Barcelona, el único momento para la autocrítica que se permitió en la hora y media que duró su balance de la legislatura ante los medios. «Hay algo más, pero permítanme que no me exceda», ironizó. Valorar con perspectiva Tampoco se mostró muy dispuesto a hablar con profundidad de la lucha antiterrorista. El presidente del Gobierno siempre ha defendido que hará falta perspectiva para conocer y valorar los efectos que tuvo su intento de acabar con la organización terrorista por la vía de la palabra y que aquella experiencia dio frutos de los que por prudencia es mejor no hablar. Sin embargo, adelantó que la campaña electoral levantará buena parte de esos tabúes y que su política antiterrorista será objeto de debate durante la contienda. «A ella me remito», dijo. No hubo renuncia expresa a volver a sentarse con la banda, ni respuesta a cuál será su actitud en caso de que ETA decrete en los próximos años una nueva tregua sin abandono de las armas. Zapatero alegó que sería «poco razonable hacer planteamientos futuristas» e insistió en la que ha sido su tesis desde que ETA rompió de manera oficial el alto el fuego: que no hay en el horizonte «expectativas» de diálogo. Sin arrepentimiento A su juicio, no hay nada de lo que arrepentirse, salvo la imprudencia de asegurar el 29 de diciembre pasado «dentro de un año estaremos mejor». «Desde que gané las elecciones he trabajado todos los días para reducir al máximo la violencia terrorista; la valoración de cómo lo he intentado la harán los ciudadanos», reiteró. En todo caso, garantizó que fue un intento honesto y que en ningún caso siguió un «cálculo personal o político» «Cada uno tiene sus convicciones y su forma de ser aún siendo consciente de que comporta riesgos», concluyó.