Diario de León

| Entrevista | Padre Ángel |

«Moratinos temió por sus vidas, me lo dijo en la base de Torrejón»

A los pocos días de su última visita a Irak, donde pasó la Nochebuena, el padre Ángel pudo abrazar a Mercedes García tras su llegada a Madrid en el avión de la Fuerza Aérea Española: «Es una mujer extraordinaria»

Mercedes García saluda sonriente al padre Ángel tras bajar del avión el jueves en Torrejón

Mercedes García saluda sonriente al padre Ángel tras bajar del avión el jueves en Torrejón

León

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El padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, fue una de las pocas personas ajenas a la familia que acudió el jueves a la base de Torrejón de Ardoz a recibir a la médica leonesa Mercedes García, una de las cooperantes de Médicos sin Fronteras secuestrada el 26 de diciembre en Bossaso, la capital de la región de Puntlandia en Somalia y liberadas el 2 de enero. «Conozco a Mercedes y a su hermano Aniceto porque nos hemos visto en alguna ocasión en una residencia de ancianos en Vegacervera. La quiero y la admiro mucho», subrayó ayer el promotor de la ayuda a menores desamparados. La directora de la residencia para personas con discapacidad Hogar San Carlos de Cuadros, Rosa , fue quien le sugirió acompañar a los familiares, al Gobierno y a Médicos sin Fronteras ante la llegada de Mercedes. -Usted ha conocido a muchos cooperantes que han sufrido la misma desgracia que Mercedes y Pilar. ¿Cree que la experiencia del secuestro les marca para siempre? -Marca para seguir trabajando por los demás. Creo que te endurece y te da fuerzas. Me da pena que la gente piense que una experiencia así nos puede amedrentar para no seguir adelante. Acabo de estar en Irak y sólo en un día fueron secuestradas dieciséis personas. A los cooperantes nos dicen que somos unos valientes, que no tenemos miedo... pero la verdad es que nos da miedo lo que vemos que le pasa a la gente. Creo que más héroe que nosotros es un pobre minero que entra en la mina todos los días sin saber si va a salir. -Cómo encontró de ánimo a Mercedes? -Bien, creo que animaba ella más a la gente. Estaba más guapa y más joven que en las primeras fotos que ví después del secuestro. Es una mujer extraordinaria y, aunque nunca se lo he dicho, creo que tiene mucha vida interior. Pero es una persona discreta, no busca en absoluto la notoriedad. -¿Comentaron si habían corrido riesgo sus vidas? -Con ella no. Pero mientras las esperábamos, hablé con el ministro de Asuntos Exteriores y le felicité por la forma en que han resuelto el secuestro. Sabía, porque lo había leído, que el día 31 de diciembre había pasado una de las peores noches de su vida y le pregunté por qué. No creo que me lo contara como un secreto: me confesó que algún momento creyó que las podían haber hecho daño, temió por sus vidas, no me dijo que las fueran a matar pero uno saca sus conclusiones. Después, respiró. Le ví sufrir como a un cura o como a un obispo... -¿Por qué hace ese símil? -Pues mire, mi reflexión ayer (por el jueves) mientras pasábamos tanto frío en la pista de aterrizaje de Torrejón de Ardoz, a donde he ido tantas veces a recoger heridos y muertos, es que en estos momentos de tanta crispación de la Iglesia contra los políticos, deberíamos preguntarnos: ¿En qué país existe un gobierno como éste (el anterior también, pero en este caso, este) capaz de movilizar embajadores, poner aviones para ir a buscarlas... Si esto no es cristianismo y humanidad que venga Dios y lo vea. Ser cristiano no es incompatible con ser socialista o tener otras ideas. Una acción humanitaria como esta la habría hecho Cristo y el obispo de León y el de Madrid y todos los demás deberían de felicitar de darle las gracias. A los políticos hay que darles duro cuando es necesario, pero también hay que reconocer las cosas bien hechas. Francamente, creo que los obispos que se reunieron en Madrid el domingo se extralimitaron: daba la sensación de que los curas en este país estamos perseguidos, cuando todos tenemos libertad para decir misa y mucho más... En fin, creo que a Mercedes debemos todo darle todo el mérito y abrigarla en su valentía. No es ninguna timorata. Es una persona que ha ido a ayudar a los demás. Y al Gobierno reconocerle los méritos.

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