Los microcréditos, primer paso para abrir una empresa partiendo casi desde la nada

Según el informe de ATA y Caixa Galicia las motivaciones para que un inmigrante se atreva a crear su propio negocio no son diferentes que las de los españoles, si acaso agravadas por los menores salarios suq suelen cobrar cuando lo hacen por cuenta ajena. Algunos, incluso, llegan a España, especialmente los sudamericanos, después de abandonar allí pequeños negocios familiares y apuntándose aquí a lo primero que encuentran: un empleo en la construcción, en el caso de los hombres, o en el servicio doméstico, en el de las mujeres. Unos y otros cuentan a menudo con estudios universitarios, porque el resto de sus compatriotas se conforman con no moverse del país de origen. La mayoría eligen la nueva actividad profesional como autónomos en España guiados por lo que ya conocen, incluso en las profesiones más modestas, según el mismo estudio. Es decir, «un fotógrafo se pone por su cuenta como tal, una costurera hace su pequeño taller, etcétera». Money La primera necesidad que surge a la hora de abrir un negocio es, lógicamente, de donde sacar el dinero para la inversión. La mitad suele salir de ahorros exprimidos durante los tres o cuatro primeros años de estancia y el resto de microcréditos bancarios, raramente por encima de los 30.000 euros, que las entidades financieras conceden incluso con menos avales que a un cliente español: los inmigrantes vienen a trabajar y no en broma, domicilian sus nóminas, ahorran y mandan dinero a los suyos. Para los bancos, si encima piden un crédito pequeño, son un negocio redondo. Las cajas de ahorros han abierto el camino de los microcréditos, a veces a través de entidades como Cruz Roja, que económicamente no pueden avalar a los inmigrantes: más bien se los llevaban como clientes de equis riesgo.