Un récord sin precedentes en Londres durante los últimos treinta años
Algo menos de 869 dólares la onza era el máximo histórico registrado por el precio del oro hace una treintena de años en los mercados de Londres, que ahora ha quedado pulverizado por la barrera pisológica de los 900 dólares, sin que los expertos descarten que sobrepase el millar a corto o medio plazo. Sólo durante el pasado año el precio de este metal precioso se disparó un 31%, la mayor subida desde 1.979, coincidiendo con la bajada del dólar y la nueva escalada de precios del patróleo y otras materias primas. Lejos de amnorar la marcha, la cotización del oro ha dejado clado en las primeras jornadas del 2008 que seguirá escalando posiciones a marchas forzadas. En el fenómeno está la incertidumbre de futuro de las hipotecas -los que las tienen pendientes de pagar no, sino los constructores- que buscan refugios inversores seguros. El oro es el activo por excelencia en tiempos de vacas flacas y, sobretodo, en periodos de fuerte inseguridad y tensiones inflacionistas. Las condiciones para una demanda masiva de oro a nivel mundial coinciden casi milimétricamente con la situación de la economía del planeta, en general, y de la española, en particular: subida del petróleo por encima de la raya de los cien, de los productos de consumo básicos y caída del poder adquisitivo de los salarios, todo previa a una recesión.