El Banco de España vendió antes de tiempo un tercio de sus reservas

El Banco de España se deshizo hasta mediados del 2007 del 32% de sus reservas de oro al vender 4,3 millones de onzas troy (133,7 toneladas) ante lo que entonces parecía la rentabilidad máxima de un metal que hubiera tocado techo y que ya no servía como medida-patrón para la cotización de las monedas internacionales. El patrón oro, efectivamente, dejó de servir como referencia a mediados de los sesenta coincidiendo con la imparable popularidad del dólar, que todavía rige los mercados del petróleo, a pesar de estar muy por debajo de la libra esterlina o del euro. Las ventas de oro desde el Banco de España se iniciaron cuando las cotizaciones del metal parecían haber tocado techo a mediados del pasado año, operación que coincidió con no pocos otros bancos centrales europeos, asíaticos y americanos. Como el oro no servía para gantizar la cotización de las monedas, sino la salud de las respectivas economías, todos los estados soltaron lastre, sin caer en la cuenta de que lo que vendían iba a subir de precio en países de economía emergente y menos confiados en volátiles mercados de valores de bolsa. Ese oro, salido de los bancos centrales, ha acabado en cajas fuertes de particulares y grandes empresas de todo el mundo como moneda de cambio para todo tipo de operaciones, aunque, eso sí, a lo grande y muy selectivas. Poca vista El Banco de España realizó una primera venta de 1,3 millones de onzas en marzo del 2007 (40,4 toneladas), a la que siguió otra similar en el mes de abril, que redujeron las reservas a 335,8 toneladas, frente a 417 iniciales. El negocio de venta, que parecía redondo para las ventas del Estado, se ha saldo con pérdidas de más de mil millones de euros a precios de mercado. El minitro Solbes explicó en su día que la liquidación del oro se había hecho «en coordinación con el resto de bancos nacionales europeos (...) como activo no rentable para reinvertirlo en bonos de renta fija más brillantes». Se lucieron.