Diario de León

Se ofertan en Internet desde lingotes de kilo a 19.500 euros hasta una onza por 120

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A. Núñez - león
León

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En el mercado del oro no todo brilla, sino que es más bien opaco, de forma que los joyeros se consuelan con sus pérdidas de ventas mientras otros compran a lo grande. Si la ley del mercado de la oferta y la demanda sigue respondiendo a las reglas clásicas, la subida de la cotización del oro en todos los mercados, nacionales e internacionales, está clara: hay más demanda que oferta. Según el presidente del gremio de joyeros de Castilla y León, el leonés Jesús Prieto Olite, es dudoso que las compras de metal en lingotes sean de particulares españoles, sino más bien se sociedades de inversión de grandes bancos «que especulan y el oro ni lo ven» o, ya en el extranjero, de inversores emergentes y origen ignoto: desde nuevos magnates rusos hasta chinos o hindues. En la vieja Europa occidental se descarta tal posibilidad, incluída Suiza. Sea como sea también por Internet corre el oro en España, al menos en anuncios a los que todo el mundo puede acceder. Por ejemplo, una empresa que se autopublicita como Centro de Inversión de Oro y Diamantes de España (Ciode) dice que su «objetivo principal es asesorar y facilitar la inversión en oro, plata, monedas y diamantes, tanto a particulares como a entidades (...) acercando a través de asesoramiento periódico y objetivo propuestas de inversión seguras y rentables». Para todos los bolsillos A título de ejemplo, se ofrecen por Internet lingotes de oro «de un kilo, marca Sempsa, a 19.439 euros -eso era a primeros de año- con gastos de envío y de seguro incluídos, además de un certificado de pureza o ley del metal del 999.99 por mil, peso y número de identificación». Para los menos pudiendes o inversores de medio pelo no faltan ofertas de lingotes de cinco gramos, apenas del tamaño de una uña con milímetro y medio de espesor, al precio de 120 euros, más o menos lo que vale una alianza de matrimonio plana. Por lo barato también se anuncian monedas australianas, a mil euros el kilo, más IVA y gastos de envío, así como lotes de inversión en moneda pequeña de oro, de acuñaciones conmemorativas de algún evento, pero no de curso legal, procedentes de Suiza, Inglaterra, Holanda, Alemania o España. Todas conforman un menú atractivo para el ahorrador que en tiempos de crisis quiere guardar el dinero debajo de la teja a buen recaudo de la inflación y de Hacienda. La tarta la pone una espectacular «moneda china Panda», de un kilo de peso y con cuidados sellos y grabados orientales que no dejan lugar a sudas sobre su origen: se vende por unos quinientos euros.

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