El CNI vigilaba al comando desde hace meses y avisó a la Guardia Civil de los últimos movimientos
Detenidos 14 terroristas islamistas que se preparaban para atentar
Rubalcaba destaca que no eran simples radicales, sino que se aprovisionaban de material explosivo
No eran simples radicales islámicos que se dedicaban al proselitismo yihadista y a las habituales reuniones integristas. La célula desmantelada la madrugada del sábado por la Guardia Civil en Barcelona había pasado ya a una fase operativa para hacer la «guerra santa» en España a «corto plazo». Los activistas detenidos tenían en su poder cuatro temporizadores para bombas y, según el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, habían comenzado a hacer gestiones para «aprovisionarse de material explosivo». Mandos de la lucha antiterrorista explicaron que la investigación que ayer concluyó con la detención de catorce personas (doce paquistaníes y dos indios) comenzó hace varias semanas, después de que agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), alertados por la Policía, confirmarán la presencia en la ciudad condal de varios imanes radicales que habían mantenido reuniones yihadistas en las que se hablaba abiertamente de atentar en España en cuanto tuvieran el material necesario. La investigación, que en principio no debía haber concluido hasta finales de este mes, se aceleró en los últimos días después de que los espías de Defensa constaran que varios de estos «predicadores transeúntes» se habían desplazado a Portugal, Francia y Gran Bretaña para tratar de conseguir explosivos. La tarde del viernes, el CNI alertó a los servicios de Inteligencia de estos países de que se iba a proceder a la detención de los sospechosos ante el temor de que los presuntos terroristas tuvieran ya en su poder explosivos. Además, se da la circunstancia de que el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, inicia en los próximos días una gira por Francia, Reino Unido y Suiza. Una mezquita En las últimas horas, el CNI, que no tiene competencia para realizar detenciones, avisó a la Guardia Civil, que entre la noche del viernes y la madrugada del sábado procedió a la detención de los catorce presuntos terroristas, todos ellos en el popular barrio barcelonés del Raval, donde habita una colonia paquistaní muy numerosa. Los agentes del instituto armado, además, llevaron a cabo cinco registros en centros de oración alegales y domicilios particulares, entre ellos en calle Riereta y en la calle Cera. Además, allanaron la mezquita Tarik Bin Ziyad, situada en el número 91 de la calle Hospital. Los agentes del instituto armado estuvieron apoyados durante la redada por efectivos de los Mossos d'Esquadra. Pérez Rubalcaba además informó del operativo al consejero de Interior de la Generalitat, Joan Saura. El ministro del Interior quiso dejar claro que la célula desmantelada está «un paso más allá de la radicalización ideológica» de los grupos islamistas desmantelados tras la masacre del 11-M, que se dedicaban sobre todo a la búsqueda de financiación, proselitismo yihadista , captación de acólitos y envío de muyahidines para Irak y Afganistán. «Habían pasado del radicalismo ideológico a la preparación de atentados», explicó el ministro, que insistió en que el grupo desarticulado tenía «un nivel de organización importante». Todos los detenidos fueron trasladados durante la madrugada a dependencias de la Guardia Civil en la Travessera de Gràcia de Barcelona. Desde allí, en grupos, fueron llevados a primera hora de la tarde a la sede de la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid para su interrogatorio. Rubalcaba explicó que su departamento no facilitará por el momento las identidades de catorce arrestados porque los investigadores no descartan que alguno de ellos pueda quedar en libertad. En los registros, los agentes se encontraron cuatro temporizadores, documentación, ordenadores y varios teléfonos móviles. También había una bolsa blanca de plástico una pequeña cantidad, quizás una muestra, de restos de lo que parece ser triperóxido de triacetona (TATP), un explosivo casero muy inestable a base de ácido sulfúrico, acetona y peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), utilizado en los atentados del 7-J en Londres y Casablanca y conocido como la «bomba de los pobres». El malestar en la Comisaría General de Información de la Policía llegó ayer a límites nunca antes conocidos. La célula islamista desarticulada por la Guardia Civil a petición del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) estaba siendo investigada desde hace tres años por la Unidad Central de Apoyo Operativo (Ucao) de la Policía. La Policía fue el cuerpo que desveló hace unos meses a los espías del Ministerio de Defensa la existencia de este grupo con el objetivo de que les ayudaran a investigar sus conexiones internacionales. «Y ahora el CNI revienta la operación y se la regala a la Guardia Civil», se quejaba hoy uno de los agentes del operativo de la Policía. La Policía descubrió a este grupo de paquistaníes recién llegados a España poco después de que en septiembre del 2004 desarticulara una célula de once individuos de la misma nacionalidad que pretendía llevar a cabo sendos atentados contra las Torres Mapfre y el centro comercial Maremagnum de Barcelona. Durante este tiempo, explicaron mandos de la lucha antiterrorista, la Policía ha mantenido el seguimiento a los ayer detenidos, incluidas escuchas telefónicas y vigilancias en las que, más de una vez, coincidieron con los funcionarios del CNI. «Hay que destacar la importante colaboración internacional en el trabajo de los servicios de inteligencia» RODRÍGUEZ ZAPATERO