Diario de León

| Análisis | Esperando a que escampe |

Lo peor del temporal está todavía por pasar y sólo ha empezado el año

Industrias auxiliares, bancos, cajas, sindicatos y patronales reconocen un parón en la construcción de consecuencias imprevisibles. El Gobierno no, hasta después de las elecciones

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A. Núñez - león
León

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No es un problema de construír y vender más barato, aunque esa pudo haber sido una solución años atrás, sino que se ha edificado el doble de la demanda y al triple de los precios razonables. Hay quien le echa la culpa a la especulación del suelo, que en los espacios más caros representa hasta un tercio o más del coste final de la vivienda, pero los más lo achacan a la pura y dura ley del mercado: con hipotecas a bajo interés pensando que eso iba a durar eternamente la gente se lanzó a pedir créditos a treinta y hasta cuarenta años. Algunos bancos y cajas, por hacerse la competencia, ofertaban meter en el préstamo no sólo la totalidad del coste del inmueble -lo prudente, según las normas del Banco de España, sería no pasar del 80%- sino también la totalidad del mobiliario y hasta el coche. Compradores e industrias auxiliares de la construcción están pagando ahora las consecuencias de una alegría que ha derivado en crisis. El parque de viviendas sin vender y edificadas a un ritmo doble del que se demandaba se estima ahora en torno al millón de unidades para el conjunto de España, de las que no menos de 5.000 esperan comprador en la provincia de León. Su número, en todo caso sería suficiente para atender la demanda durante dos años como mínimo, aunque se paralizaran de golpe todas las gruas. Desde el Gobierno y las comunidades autónomas se propone ahora relanzar el sector con pisos de protección oficial a base de subvenciones con dinero público, pero el mercado está saturado y, con los precios estancados, hay poco que abaratar: según las fábricas de materiales de cerámica y del ladrillo puro y duro, los precios de los materiales siguen siendo los mismos que hace diez años o, incluso, muy inferiores si se cuenta la inflación. Los fabricantes ironizan sobre el tema diciendo lo de «a mí que me registren» y no les falta razón: el kilo de barro cocido se mantiene al mismo precio que en 1997, en torno a siete de las antiguas pesetas. En lo único que coinciden todos es que lo peor está por pasar y en que la crisis pura y dura se manifestará dentro de poco, justo cuando pasen las elecciones de marzo. El que más y el que menos espera milagros del Gobierno. Los expertos calculan que la nueva crisis de la construcción puede durar el doble que la que empezó en 1992 y acabó en 1996 Como entonces, todo el mundo espera soluciones milagrosas del Gobierno, así que nadie se mueve hasta las elecciones

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