«Que vengan y nos quiten también el pueblo»

La mitad de Santa María del Puerto, en Somiedo, pertenece a León desde el 2005, cuando la provincia recuperó las 128 hectáreas expropiadas por Asturias en 1946 y el cartel de entrada al Principado tuvo que moverse dos kilómetros hacia el norte. Desde entonces, el pueblo asturiano comparte con el leonés de Meroy, dentro de Cabrillanes, algo más que unos terrenos mancomunados donde pasta el ganado. Una carretera de pocos kilómetros une a las localidades vecinas, separadas por ocho mojones divisorios de los límites territoriales entre la comunidad y el Principado. El Puerto es una zona tranquila, de sesenta habitantes, aunque en invierno la cifra se reduce hasta los diez vecinos. Todos se sienten asturianos y confían en que el recurso interpuesto por Somiedo ante el Tribunal Supremo prospere y recuperen la superficie perdida hace tres años. Ninguno quiere oír hablar de un nuevo proceso que les reclame más suelo de un monte que todavía es de su propiedad. Irene Álvarez nació en la localidad leonesa de la Cueta hace 71 años, pero vive en El Puerto desde hace más de 45 en una casa pegada a la carretera. Su acento desenvuelve las dudas sobre el sentir de una mujer que rezuma Asturias por los cuatro costados y no entiende el porqué de una polémica que «han montado los de León». Toda la vida, «el pueblo y las fincas han sido propiedad de Somiedo». Irene contesta tranquila, mientras pasea por el Puerto con su nieta, ajena a las polémicas territoriales de los mayores. En cambio, según se avanza por las callejuelas angostas para bajar a la aldea se recrudecen las opiniones. Una de las pocas personas que había ayer en Somiedo, la cual prefiere no dar su nombre hasta que no haya una sentencia en firme, reprocha a los leoneses que quieran llevarse unos terrenos que siempre han sido del Principado. «Qué pasa con las escrituras, no valen», recuerda con tono encrespado, señal inequívoca de que los vecinos del Puerto se toman muy en serio el conflicto territorial centenario. «León nunca se preocupó de nada, ni del alcantarillado, ni del asfaltado, y ahora vienen a quitarnos lo que ye nuestro». Son pocos los que quieren hablar y menos los que dan su nombre. La mayoría se siente agraviada por los ciudadanos de Meroy, pero también por el Ayuntamiento de Cabrillanes. «Ya veremos quién gana; la linde estaba más abajo y todavía quieren moverla más», comenta otro asturiano, sabedor de que si al final conceden las 674 hectáreas a Cabrillanes, ellos perderán parte de las subvenciones agroambientales que les dan las administraciones por la superficie de asiento para las explotaciones ganaderas. El Gobierno de Asturias apoya en todo momento a estas personas, y al resto de habitantes de Somiedo, como se pudo ver en los procesos judiciales anteriores, en los que esta institución se postuló como adalid de la pelea para defender el territorio e, incluso, presentó un informe de la Universidad de Oviedo en el que la linde por el este comía a León más superficie de la que ella reclama. La Junta no ha jugado el mismo papel batallador y el espíritu de Fuente Ovejuna sólo les suena a un libro.