El presidente advierte de que el 9 de marzo están en juego las libertades ciudadanas
Zapatero asegura que el tiempo del «oscurantimo y el silencio» ya pasó
José Luis Rodríguez Zapatero no puso nombre al destinatario de sus palabras, pero todo sonó a un aviso elíptico a la Iglesia y, más expreso, al PP. El presidente del Gobierno -que defiende la existencia de un «contrato» entre los populares y el sector más extremo de la jerarquía católica- advirtió ayer de que el tiempo del «oscurantismo y el silencio ya pasó para siempre en nuestro país». «Con la mirada positiva, con una sonrisa amplia, con respeto a todos, con mis convicciones democráticas y laicas os voy a llevar a una gran victoria el 9 de marzo», arengó a su militancia en la clausura de la Conferencia Política que el PSOE de Andalucía celebró este fin de semana en Granada. El jefe el Ejecutivo evitó en todo momento referirse de modo directo al Episcopado. Pero lo hizo con subterfugios. Sólo cuando en un momento del acto un simpatizante le pidió desde la grada «¡que la Iglesia no vote!», replicó con una sonrisa que los obispos pueden votar lo que quieran, aunque «tampoco hacer falta ser adivino» para saber a qué partido, sugirió. «Lo que sucede -añadió- es que en democracia el máximo poder no lo tienen los poderosos, lo tienen los ciudadanos». Y a su juicio, los más conservadores «se van a llevar una sorpresa porque la respuesta de la ciudadanía española va a ser ejemplar». El pecado del principal partido de la oposición y de Mariano Rajoy reside, para el secretario general del PSOE, en que se ha dejado arrastrar por quienes pretenden retrotraerse a los tiempos en los que los principios morales del Estado los dictaban las autoridades religiosas. «Y he de decir -insistió- que las normas de comportamiento en una sociedad democrática son las que acordamos con los ciudadanos y no las que pretende imponer un sector radical». Eso es lo que, a su juicio, está en juego el 9 de marzo: las libertades conseguidas y los derechos alcanzados en la última legislatura. «Está en juego -sintetizó- una manera de entender la vida». Zapatero habló del matrimonio homosexual, para advertir que «nadie tiene derecho a imponer a nadie con quién tiene que casarse». Y del divorcio exprés, para argumentar que no se puede obligar a alguien a la convivencia cuando ya no existe vínculo afectivo.