Diario de León

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Cuatro horas contra miles de años

Marta Mellado, filósofa y agente de igualdad de oportunidades, tiene que emplearse a fondo en dos sesiones de dos horas para prender la llama de la igualdad entre el alumnado adolescente

León

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Derribar en cuatro horas mitos forjados durante siglos es una tarea titánica. «No se puede pretender que haya un cambio de mentalidad en los jóvenes si no cambia la sociedad», asegura Marta Mellado, filósofa y agente de igualdad de oportunidades, que imparte los cursos de Adavas entre adolescentes. «Pretendemos generar inquietud, que se replanteen la idea que tienen de la violencia y si tienen un problema que sepan qué hacer». El taller con alumnado del ciclo de Construcción del IES La Torre comienza con una historia antigua, de 1991. El caso del violador del chándal, explica, fue el origen de Adavas. «Las mujeres estaban aterrorizadas y no querían ir a declarar al juicio», añade. Con el tiempo la demanda de las mujeres orientó su labor, además, a la violencia de género y doméstica. «Que hayan muerto casi setenta mujeres en el 2007 quiere decir que es un problema muy grave», aclara ante la atenta mirada del grupo. A partir de este momento ellos y ellas serán los protagonistas. «¿Qué diferencia hay entre violencia machista, doméstica y de género?». Y responden: «Violencia machista, la que el hombre ejerce sobre la mujer; doméstica, cuando se produce dentro del hogar y de género, igual que la machista con el añadido de que en este caso, entre hombre y mujer, hay una relación afectiva». La agente de igualdad puntualiza algo muy sutil, que nadie ha mencionado: «Hay un requisito muy importante en la violencia: el desequilibrio en las relaciones de poder y en este caso, la desigualdad entre hombres y mujeres». Para la clase esa desigualdad es fruto del machismo, «el de la sociedad de antes y el que todavía existe», matiza un alumno, aunque cree que los chicos jóvenes «estamos más concienciados» porque -añade otro- «nos educan de otra forma». Quizá por ello la mayoría cree, erróneamente, que los maltratadores son mayormente extranjeros, de etnia gitana y mayores. Marta Mellado echa mano de las estadísticas y recuerda que más del 65% de las agresiones denunciadas son cometidas por hombres españoles y que entre los asesinos hay varones desde veinte hasta setenta años. Hay quien rebate: «También hay mujeres maltratadoras». Y la experta responde: «Las víctimas son mujeres en el 99% de los casos y los agresores son hombres en el 99% de los casos». Al finalizar el curso de cuatro horas algún chico reconoce que ha cambiado sus ideas previas sobre la violencia a las mujeres. Es un grupo con una madurez que no encuentra en otros, aunque las chicas, eso sí, están mucho más calladas que los chicos. Marta Mellado ha observado que en general «los chicos se ponen a la defensiva y culpan a las víctimas de «provocar» la violencia. «En las chicas ha calado bastante el problema, pero hay bastante confusión en cuanto a si conductas como celos y posesión pueden ser el caldo de cultivo de una agresión». Y muchas veces ofrecen como solución a la violencia, más violencia, el ojo por ojo. «Es mentira que la igualdad legal sea igualdad real. Hace falta mucha educación», concluye.

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