Diario de León

El presidente intenta justificar su comentario de que al PSOE le conviene que «haya tensión»

Zapatero teme un exceso de confianza y pide una «gran movilización» el día 9

El líder socialista afirma que no daría credibilidad a una nueva tregua planteada por ETA Raj

PACO TOLEDO

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M. Iglesias - madrid
León

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José Luis Rodríguez Zapatero está inquieto por el exceso de confianza de los simpatizantes socialistas en su victoria electoral. El viento sopla, según todas sus encuestas, a favor de su partido. Pero el presidente del Gobierno advirtió ayer de que los comicios se ganan en las urnas y que su candidatura sólo triunfará si el 9 de marzo hay una «gran movilización». Con este argumento justificó su afirmación -recogida de forma inadvertida por las cámaras de televisión tras su entrevista en Cuatro- de que a los suyos les conviene que haya «tensión» en el ambiente. Rodríguez Zapatero, durante una entrevista en Onda Cero, alegó que lo único que quiso decir es que es preciso explicar bien a los ciudadanos «qué esta en juego el día 9». En su partido reiteran que mientras el Partido Popular tiene un electorado muy activo, el socialista es mucho más pasivo y tiene cierta tendencia a «quedarse en casa». Esa fue justo la expresión empleada por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, para echar un capote al líder de su formación. «Necesitamos que nuestro electorado vea que realmente hay un riesgo de que muchas cosas que se han conseguido vuelvan hacia atrás», remarcó en Punto Radio. Además, Zapatero aseguró ayer que una nueva tregua no bastará ya para abrir un diálogo con ETA porque la banda terrorista perdió su credibilidad al atentar en la T-4. Tras el fallido proceso de paz sólo cabe, según el presidente del Gobierno, el fin «unilateral, creíble, definitivo y contrastable» de la violencia. «Lo que no habrá en ningún caso -prometió- es diálogo para el fin». «ETA ha querido dialogar y a la vez practicar la violencia y eso -insistió- no es aceptable bajo ningún concepto en democracia». Zapatero no mostró arrepentimiento alguno por la experiencia pasada y tampoco por haber dado su beneplácito a un nuevo contacto con la banda tras el atentado que costó la vida a dos trabajadores inmigrantes. «Si alguien me dice que podría haber una posibilidad, sería insensato si no dijera vamos a verlo», alegó.

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