La vicepresidenta asegura que «no hay ningún problema» con el Vaticano ni con el Episcopado
José Luis Rodríguez Zapatero no se plantea revisar los acuerdos con la Santa Sede tras la cena que mantuvo el jueves con el nuncio vaticano, Manuel Monteiro de Castro. Así lo anunció la vicepresidenta primera, quien subrayó que el encuentro se desarrolló en un clima «muy cordial» y con un espíritu de «diálogo y entendimiento». Al final, los anuncios del propio presidente del Gobierno y de diversos dirigentes socialistas de que después de las elecciones habría que retocar los acuerdos con el Vaticano y revisar las relaciones con la Conferencia Episcopal se quedaron en nada. Sea por la proximidad de los comicios que no conviene abrir nuevos frentes que puedan disuadir votantes católicos o por los buenos oficios del diplomático vaticano, el hecho es que el Gobierno no contempla «ningún planteamiento de que va a haber una modificación» en los acuerdos con la Iglesia, en palabras de María Teresa Fernández de la Vega. La vicepresidenta explicó que Zapatero pidió al representante del Papa que la jerarquía católica trate con «respeto» a su Gobierno y asuma que hay «una separación de funciones» entre la Iglesia y el Estado. Fue una conversación, agregó la portavoz, «sin reproches» y con un «diálogo constructivo». De la Vega señaló que el jefe del Ejecutivo constató que se mantienen «las discrepancias» con ciertas «actuaciones» de la Conferencia Episcopal, pero se negó a calificar de «problemas» esas diferencias. Se refería a las declaraciones de los cardenales durante la concentración de la familia del 30 de diciembre, en la que denunciaron que las leyes sociales impulsadas por el Gobierno vulneran los derechos humanos y hacen retroceder la democracia, y a la reciente nota electoral de los obispos en la que critican el diálogo con ETA.