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Moderador del primer debate de campaña y presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión

«Zapatero y Rajoy fueron corteses, nada quever con la frialdad entre González y Aznar»

El periodista compara la «exquisita educación» de los candidatos fuera de plató frente al ambiente irrespirable de 1993 y revela deta

El periodista posa en el plató de Ifema en las horas previas al primer duelo de la campaña

Publicado por
Marco Romero - león
León

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Manuel Campo Vidal, analista político de Diario de León, fue testigo de excepción del áspero debate entre los candidatos del PSOE y el PP a la Presidencia del Gobierno. Último en moderar un cara a cara electoral, su actuación hace 15 años generó confianza suficiente entre ambos partidos para que le aceptaran nuevamente como árbitro. El periodista relata las intimidades del debate, cuenta aquello que no vimos los espectadores y reflexiona sobre el gélido encuentro entre González y Aznar frente a «la exquisita educación» que mostraron Zapatero y Rajoy. -¿Qué titular hubiera publicado del debate? -Un gran debate de dos grandes personalidades políticas. -Como espectador, ¿quién cree que ganó? -Es difícil decir, incluso habría que analizar por tramos. Pero las encuestas han dado una ligera ventaja a Zapatero y eso es lo que parece que percibe la gente. Creo que los dos estuvieron a una gran altura y los dos se lo prepararon muy bien, esa es mi impresión. Entraron con mucha fuerza y me sorprendieron. Pensaba que el debate estaría bien y estuvo mejor, mejor que bien. -¿Percibió durante el debate esa mínima ventaja que dan ahora las encuestas a Zapatero? -No entro en eso. No debo hacerlo, ni como moderador ni como presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión. Lo que importa es lo que piense la gente. Fue un gran debate y desde la academia les estamos enormemente agradecidos por esa tremenda confianza que nos dieron y que abrumaba. -¿Ha tenido oportunidad de revisar el debate? -No. He visto fragmentos en distintas televisiones. No soy muy aficionado a este tipo de revisiones porque yo ya tengo mi opinión clara de lo que sucedió allí, aunque las cosas desde fuera se vean de un modo distinto. -¿No le da vértigo pensar que vieron ese programa 13 millones de personas de media, convirtiéndose en el más visto de la historia de la televisión en España? -Estoy relativamente acostumbrado porque moderé el debate de 1993 y, además, empecé en los Telediarios de la 1 cuando no había privadas en España y las audiencias entonces de un informativo estaban entre los diez y los doce millones de personas. Así que no, no me provocó ningún vértigo especial. Estaba tranquilo y con la atención necesaria para que las cosas salieran bien. Piense que ellos se juegan mucho. Yo dije una vez de broma, después de un debate entre Rodrigo Rato y Carlos Solchaga, que, claro, uno iba a acabar siendo ministro de Economía y otro iba a pegar carteles cuatro años. Es lógico, por tanto, que los candidatos tengan una tensión muy alta. Sólo faltaría que fueran por allí de paseíllo. Y nosotros los periodistas no nos jugamos los votos, nos jugamos nuestra credibilidad, nuestro prestigio profesional. -Ya que lo introduce, me gustaría conocer su opinión sobre la parcialidad y las desafortunadas intervenciones que han tenido periodistas alineados a uno u otro candidato después del debate. -Siento, como periodista y como ciudadano, que determinados profesionales y medios estén tan alineados, porque casi antes de empezar una tertulia a veces ya puedes prever qué dirección va a tomar cada uno. Eso no ayuda a la credibilidad de los periodistas en general y, desde luego, no es mi posición ese alineamiento. Gracias a eso pude hacer también el debate. -Usted que está al tanto de la actualidad, ¿escuchó en el debate algo que no supiera? -Fue un debate resumen de los argumentos que hemos venido escuchando. Era muy difícil escucharlos resumidos en 90 minutos, con esa intensidad y en forma de titular. Eso es lo que hizo que el ritmo fuera muy intenso y que el contenido del debate fuera de gran calidad, independientemente de las opiniones. En contra de todos aquellos que habían pronosticado que sería un corsé excesivo y que el debate sería nulo, afortunadamente no se cumplió, sino todo lo contrario. -Pues como espectador la impresión que da es la de un debate limitado precisamente por el formato. Le pregunto: ¿No es mejor fórmula la elegida para el duelo entre Solbes y Pizarro? -Quizá hubiera estado mejor una fórmula como la del 93, en la que íbamos a una compensación global por tiempos y a intervenciones cortas, no tan largas como la de ayer [por el lunes]. Pero con toda franqueza, me sorprendió gratamente el formato por el juego que dio. Y yo no soy el autor. Si hubiera sido yo quizá no lo hubiera hecho tan rígido, pero la práctica demostró que servía para lo que estábamos buscando. -¿Cree que los indecisos del voto sacaron algo en claro de este primer debate? ¿Movió votos? -Es díficil, y lo digo como sociólogo. Lo que es seguro es que aumentó la temperatura electoral. Hubo puntas, en torno a las 10.30, en las que hubo 20 millones de espectadores. Y yo sostengo que no están bien contados. ¿Están contados los espectadores de Televisión de Castilla y León y de Canal 4? ¿Están sumados los espectadores de Veo y de Net TV? ¿Y los miles y miles de internautas? ¿Están también las personas de Europa y América que lo vieron por los canales internacionales de TVE y Antena 3? Si nos dicen 13 millones, probablemente hubo más. -¿El hecho de que fuera el primer debate justifica que no se hablase del programa? -Es probable que en el segundo debate se hable mucho más del programa. No me imagino que al segundo encuentro se entre con contenidos retrospectivos, por decirlo de algún modo, que ayer dominaron parte del encuentro dialéctico. -¿Qué pasó en los seis minutos de publicidad que los espectadores no pudimos ver? -Pasó lo que estaba previsto. Entraron tres maquilladoras, una para cada uno. Y cada candidato recibió a uno de sus asesores, que era el acuerdo: Pedro Arriola, por el Partido Popular, y Angélica Rubio, por el PSOE. Yo no quería ser menos y, admite mi sentido del humor, me pedí a Concha García Campoy, que fue la que entró en medio del debate a darnos, sobre todo, una idea de cómo se est aba viendo fuera. En un programa televisivo es muy importante tener ese vínculo con el exterior. En el minuto 45 ya teníamos ese tipo de impresiones. Nos vino bien a los tres el tener esa ventana de aire fresco. -¿Cómo fue el trato entre los candidatos fuera de plató? -Se dice que hubo mucha tensión entre ellos. Soy testigo de excepción por ver el debate de cerca, pero también lo fui en el 93 y nada que ver con la frialdad que había entre Felipe González y Aznar, y pido disculpas por revelar esto. En aquel caso había una distancia y ayer fueron correctos y corteses. Algunos periodistas me habían pedido que consiguiese que se dieran la mano y, en cuanto comparecimos ante la inmensa nube de fotógrafos y cámaras como yo no recuerdo otra igual, fue Zapatero el que dijo «Mariano» a la vez que le tendía la mano. El otro correspondió de muy buen grado y con una sonrisa. Ése fue el saludo buscado por la prensa, que incluso se volvió a repetir después. Osea, en todo momento mostraron una exquisita educación. -¿Cómo y dónde fue el encuentro entre los dos candidatos? -Antes de entrar al plató había determinado un punto de encuentro. Concha García Campoy y yo, ambos como miembros de la junta directiva de la academia de la televisión, fuimos a buscar a uno y a otro candidato. Nos encontramos los cuatro juntos con los dos regidores de altísimo nivel: Ángel Peláez y Rafa Galán. Concha se retiró y los regidores pasaron delante. Siguiendo el protocolo, después entramos en el plató nosotros tres. Hubo cortesía. -También se ha comentado mucho el acierto de su indumentaria, tan ecléctica como el decorado ¿Con qué criterio se elige una corbata para un evento así? -No es un pacto de los partidos, sino una decisión de mi mujer y, por lo que dice todo el mundo, muy acertada. María Rey, periodista de Antena 3, fue al plató, miró cómo era aquello, probó la ropa en cámara y así lo decidió.