«A mi hijo le definen dos palabras: participación y humanidad»

Diego Moreno Castrillo nació en Bilbao el 12 de noviembre de 1979. Su vínculo con León es doble: por un lado, su madre, Pepi Castrillo, es originaria de Estébanez de la Calzada, y, por otro, ha estudiado la carrera de Veterinaria en León, ciudad de donde se tuvo que ir temporalmente para encontrar un trabajo. Su última actividad laboral está vinculada al área comercial del sector veterinario, aunque ha quedado apartada desde que Miguel Martínez, Ángel Villalba y Francisco Fernández consensuaran su nombre para colocarlo como número 3 en la candidatura al Congreso de los Diputados. «Me lo comunicaron el 28 de diciembre, por eso al principio pensé que era una inocentada», apunta Diego Moreno, que también es el secretario provincial de las Juventudes Socialistas de León. En su casa son socialistas de siempre, aunque su afiliación al partido tuvo lugar en el año 2000. Siete años después, el candidato a alcalde de León le introdujo como número 15 en su lista. Extraordinariamente participativo -«siempre he intentado mejorar las cosas en los colectivos que represento y esto de la política es bonito porque ahora represento a la ciudadanía en general»-, el joven tiene tablas en eso de patearse los pueblos, como cuando estuvo un año realizando la campaña de saneamiento ganadero en Ávila. Otra de sus habilidades es el italiano, que habla a la perfección después de estar un año como beneficiario de una beca Erasmus. S u referente es Zapatero. Con él coincidió en la entrega del premio Leonés del Año y de ese breve encuentro deduce: «Es una persona inteligente y que impresiona por su capacidad de entendimiento y por lo que ha hecho para transformar la social democracia». Es de gustos sencillos. Fines de semana en el Húmedo con sus compañeros de partido y amigos, lee a Arturo Pérez Reverte por eso de que le gusta la novela histórica, escucha a Manolo García - Pájaros de Barro es su tema preferido - y a Jarabe de Palo y no ve mucho la televisión. Su padre, Salvador, veía el pasado viernes a su hijo por primera vez como orador en un mitin electoral. Fue en Villamanín. Al acabar el acto confesó: «Tiene mucho dentro y todavía tiene que sacarlo». «Si hay dos palabras que definen a mi hijo ésas son participación y humanidad».