Diario de León

| Crónica | A ritmo de ballenato |

La afición «popular» aupa en León al nuevo Don Pelayo

El PP hace una demostración de fuerza en la tierra de Zapatero y ofrece a Rajoy una multitudinaria ovación en el mitin más concurrido de su campaña para el 9-M

Entre los asistentes, los ex presidentes de la Junta Lucas y Posada

Entre los asistentes, los ex presidentes de la Junta Lucas y Posada

Publicado por
M. Romero / A. Gaitero - león
León

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La plaza de Toros estaba ayer hasta la bandera y llena de banderas, banderolas y pancartas llegadas desde los extensos territorios de Castilla y León, de Segovia y Matapozuelos, y, aún más allá, hasta de Badajoz. Había mucho berciano, dicen que tres millares, pero se hicieron notar especialmente los de Fabero. Los de Segovia, los más cañeros. No faltó una comitiva de Puente Castro que, haciendo honor a su puesto en Camino de Santiago, dio la bienvenida al peregrino Rajoy, ese «hombre de la calle» que ayer se tornó torero en la tierra de Zapatero. Mariano dio la vuelta al ruedo. La multitud gritó «a por ellos, oe, oe, oe», le dijeron «te queremos» y le pidieron más, mucho más: «Rajoy, sé don Pelayo y salva España», rezaba una pancarta hecha artesanalmente. A Zapatero le llamaron «embustero» y le leyeron la cartilla: «Insuficiente en empleo, muy deficiente en economía familiar, no presentado en Geografía e Historia de España y progresa adecuadamente en impuestos. En resumen, «suspenso». Entre retazos de Piratas del Caribe, ritmos de ballenato -qué bien salió bailando Isabel Carrasco el Mariano Rajoy contigo estoy - y melodías de gaitas, la nota más alta la puso Aznar con jersey rosa tupido de bolas. En la cuadrilla de Rajoy iban de banderilleros los ex presidentes de la Junta, Juan José Lucas y Jesús Posada, los consejeros Silván, Ruiz, Antón y De Santiago y de picador el secretario general del PP, Ángel Acebes, cabeza de lista de Ávila. También reapareció, con la mejor de sus sonrisas, Mario Amilivia. Entre tanta gente, había mucho corazón y mucha cabeza, como no se cansaban de recordar las columnas luminosas que flanqueaban la tribuna hasta que Rajoy se echó al ruedo. A partir de ese momento, los haces de luz proyectaron intermitentemente la palabra mágica: Presidente, presidente... Rajoy salió del coso con el encargo de decir «Adioz» al inquilino de La Moncloa, según el lema creado por dos jóvenes publicistas que siguen por España a Rajoy con un puesto ambulante de mercadoctenia. Por si acaso, Carrasco le encomendó acordarse hoy en el debate con Zapatero de los ecos que le auparon ayer en León

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