Zapatero recurre a Irak y el 11-M para golpear al popular

Cuatro años después, el 11-M y la guerra de Irak volvieron al cuadrilátero. Fue el golpe más contundente de Zapatero a su rival. El único con el que no tuvo la más mínima piedad. El presidente, que centró su estrategia en una combinación de propuesta y ataque continuados, llegó incluso a arrojar sobre la conciencia de Rajoy a todos los muertos en aquel dramático atentado para prestigiar su política antiterrorista. «¿Qué prefiere -espetó- las cuatro víctimas mortales de esta legislatura o las 238 de la anterior?». No consiguió arredrar al presidente del PP. Pero sí hizo al menos que se enmarañara al intentar salir del rincón en el que había pretendido acorralarle el secretario general del PSOE. Esa es, al menos, la lectura del comité de seguimiento que analizó desde la sede del partido, en la calle Ferraz, la contienda. Zapatero lo acusó de carecer de «dignidad» por no haber reconocido su «grave error». Y se empeñó en arrancarle su opinión, ahora , desde la distancia, sobre aquel episodio de la historia de España. Rajoy intentó el requiebro. Insistió con tenacidad en que fue Zapatero el que apoyó ante la ONU el envío de fuerzas militares al antiguo feudo de Sadam Hussein. Ese fue, según los socialistas, su gran desliz. Un desliz al que el jefe del Ejecutivo respondió con sarcasmo «No sé quién le ha aconsejado que venga ahora a discutir sobre eso», dijo torciendo ligeramente el labio superior. «Yo tengo la convicción moral de que usted debería pedir perdón a los españoles». Por Irak y por el 11-M. El socialista, que apenas tocó esta cuestión en el primer cara a cara, recurrió una a una a todas las declaraciones en las que el popular vinculó de un modo u otro los ataques de Atocha con el terrorismo de ETA. Se escudó así en un «mentira por mentira» para responder a las críticas sobre el renacer de ETA con la tregua.