Diario de León

La joven entrevistada en el diario francés narra que sus abuelos emigraron en los años veinte

Una «reservista» de ETA explica sus raíces leonesas en «Le Monde»

«Inma», apodo que ha elegido en este caso, aguarda el viaje «al sur para efectuar la misión»

Imagen de las páginas dedicada en «Le Monde» a la joven etarra

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Fernando Iturribarría - parís
León

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Entre el despliegue informativo de la prensa francesa ante las elecciones en España, el diario Le Monde se ha apuntado el tanto de la mayor originalidad. El vespertino parisiense, uno de los periódicos europeos más prestigiosos, publicó ayer un reportaje con una joven bilbaína a la que presenta como «soldadito disciplinado en las reservas clandestinas de ETA» en Francia. Precisa que la mujer que ha aceptado contarles su militancia se encuentra a la espera de recibir la orden de cruzar la frontera para pasar a la acción. «Iré al sur a efectuar mi misión», anuncia Inma, nombre con el que Michel Garicoix, corresponsal de Le Monde en Bayona, identifica a su entrevistada. De ella detalla que tiene la cara demacrada, el pelo corto y 25 años como mucho. Sus abuelos emigraron de León en los años 1920 y se amoldaron a la vida vasca. Pero en casa se prefería hablar del Athletic para evitar enfados. Al igual que su hermano y su hermana, Inma ha seguido la enseñanza en euskera. El chico se afilió al Partido Socialista. Ella descubrió su fibra radical en 1980 con el grupo de rock Negu Gorriak . En la Universidad de Leioa se matriculó en Letras con la docencia en el horizonte. Pero en unas fiestas de Bilbao se despertó su compromiso con la izquierda abertzale «con toda naturalidad». «Había que organizar las txoznas, controlar los derrapajes, el alcohol, el sexismo, la droga: ese modelo que algunos intentan implantar en el País Vasco para destruirlo», relata. La etarra entrevistada en la clandestinidad asegura que la violencia no es el objetivo. «Pero es la guerra y no nos regalan nada», apostilla. «Lo poco que tenemos ha sido obtenido tras años de luchas, muertos y la unión entre la acción política y la lucha armada. Me toca a mí actuar», dice. «ETA quiere una sociedad socialista que responda a las necesidades de la gente más que a las de los grandes grupos. Tenemos una autonomía descafeinada, pero no el derecho a elegir nosotros mismos nuestro destino», expone. «Un día habrá que discutir con nosotros. Representamos algo en la sociedad vasca», añade más adelante la reservista de ETA, que cuida su forma física y se entrena a responder por su nombre ante la próxima llamada a filas. En un amplio reportaje colindante, Le Monde ofrece un par de apreciaciones de la jueza antiterrorista Laurence Le Vert sobre el mundo de ETA. «Es como una secta, con sus periódicos, sus organizaciones juveniles, sus clubes deportivos, sus grupos musicales, sus escuelas. Los jóvenes nadan en esa burbuja, esa marmita nacionalista radical», declara. A su juicio, los presos es «la cuestión central». «El día en que una familia tiene a su prisionero, es rodeada y poco a poco utilizada a su vez. El ciclo es completo y se autoalimenta», opina la magistrada encargada en París de los sumarios contra ETA.

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