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Los barones del PSOE dan carta blanca al secretario general a la hora de cerrar acuerdos

Zapatero avisa a los nacionalistas de que gobernará con autonomía

Montilla exige garantías para el tripartito y avisa de la incursión del PP en el centro político

Publicado por
Paula de Las Heras - madrid
León

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Si alguien confiaba en hacer valer sus resultados electorales para presionar al Gobierno y arrimar el ascua a su sardina José Luis Rodríguez Zapatero se lo pondrá difícil. El jefe el Ejecutivo en funciones se siente con fuerza suficiente como para evitar una nueva legislatura centrada en cuestiones territoriales y con un grupo parlamentario capaz de sacar adelante su proyecto sin pagar grandes hipotecas. Esa es su pretensión. Y así lo dejó caer durante su intervención en el Comité Federal del PSOE celebrado este sábado en la sede del partido en la madrileña calle Ferraz. «Tenemos una mayoría sólida para gobernar con autonomía y para hacerlo en función del interés general», subrayó. Cosa distinta es que reitere su disposición a hacerlo «con diálogo y con acuerdos». La reunión del máximo órgano de decisión de los socialistas entre congresos tenía una única finalidad: el formalismo, exigido por el reglamento interno, de autorizar a la dirección del partido a negociar con el resto de fuerzas políticas y fijar las pautas de los subsiguientes pactos. En una situación como la actual, con el liderazgo de Zapatero consolidado, la cita apenas tuvo enjundia. El secretario general recibió carta blanca para obrar según considere conveniente y encomendó, a su vez, al secretario de Organización, José Blanco, la tarea de muñir un acuerdo que propicie su investidura. Nadie marcó sus preferencias. Los socialistas no lo dicen abiertamente pero en su mente hay poco espacio para acuerdos definitivos de gobernabilidad. Zapatero lo indicó al reivindicar su autonomía y poner en valor el hecho de su grupo parlamentario tendrá en el Congreso «la mayor dimensión que ha tenido nunca el primero de los grupos en una legislatura de mayoría relativa». Blanco aseguró, aún así que «todo se puede contemplar en el escenario que ahora se inicia». Y no descartó, a priori, a ninguna formación. Ni siquiera condicionó el entendimiento con el PNV a la retirada del plan Ibarretxe; al menos, no de manera explícita. El secretario general del PSE, Patxi López, aseguró que pone a sus hombres a disposición del Zapatero. Rehusó así hacer hincapié en la petición lanzada en la ejecutiva del lunes por su portavoz, Rodolfo Ares, para que se tenga en cuenta su posición antes de pactar con los nacionalistas. Más incisivo se mostró el secretario general del PSC, José Montilla. Su principal argumento fue el de que los electores han emplazado al PSC a «garantizar la estabilidad de los dos gobiernos, el de Cataluña y el de España» y advirtió de que velará por el cumplimiento de los compromisos contraídos en materia de «desarrollo estatutario, nueva financiación autonómica e impulso a las infraestructuras». Montilla fue el más reivindicativo y uno de los pocos que se atrevió a hacer autocrítica, al alerta del riesgo de la expansión del PP hacia el centro en el electorado.

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