Diario de León

La historia del río que nació del BOE

Los ocho años de vida de la cesión del Esla a Palencia acumulan protestas políticas, agravios de inversión y malestar en León por la gestión del agua que ahora no hay

Publicado por
L. Urdiales - redacción
León

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La aportación de agua a Palencia se ha ganado un hueco en la particular historia de la infamia del campo leonés. Los 47 kilómetros de cauce artificial, un lecho de hormigón que engulle agua a discreción, se han convertido en un monumento al agravio al que acostumbra el campesinado leonés. Así lo reconocen los propios regantes, que llevan ocho años, tanta vida como tiene la autopista hídrica que bebe del Esla y vomita en el Carrión, lanzando piedras contra el monstruo. No encontraron otra forma de defensa ante el barra libre para Valladolid y Palencia frente a los regueros de tierra del sureste leonés. Esta es la historia de un río inventado, un río que dio a luz el BOE. Más río que el Esla Mensaje en una botella. El canal ha llevado más agua que el cauce del Esla en verano. Lo atestiguan los sufridos agricultores. En marzo del año 2000, el canal de Galleguillos encabezó la agenda electoral de la Unión del Pueblo Leonés, que emprendió la campaña mensaje en una botella. «El atraco del siglo», definieron entonces los líderes de esta formación, que denunciaron un pacto de la Junta y del Gobierno de España (ambos del PP) con los regantes del sistema del Carrión para que llegara el agua a través del canal después de las elecciones generales. Las predicciones de Otero y de De Francisco resultaron certeras. Días después, el agua de Riaño fluía hacia Palencia y Valladolid. Los agricultores, sobre todo los de Payuelos, se comieron la rabia. Agua por agua De dominio público. Que el canal de Galleguillos no es capricho natural se aprecia por pura observación. El agua, que en todos los ríos de la provincia leonesa que alimentan al Duero corre en sentido sur, en este caso fluye hacia el este. Efecto de las máquinas, que abrieron un camino para salvar las consecuencias que en Palencia y Valladolid tenía no ejecutar el embalse de Vidrieros, ideado para equilibrar demanda y oferta de agua sobre el Carrión. El agua es de dominio público, artículo primero. La causa B Las tierras de mi señor. No hay agricultor en León, en ese sur quebrado por el olvido del canal Bajo de Payuelos hasta que Zapatero ordenó desempolvar los archivos de Medio Ambiente, que no aporte una lectura alternativa del porqué real del canal de Galleguillos: si se hizo, fue por el interés particular de dos políticos que tenían mando en plaza de llevar agua para sus tierras en Valladolid. Este es el relato que, con alguna que otra variación de acciones, que no de actores, ofrecen los campesinos sobre la realidad del trasvase. «Y si no ?retan? que pruebe cualquier mortal a abrir una brecha de 40 kilómetros para llevar agua a capricho», sugieren hoy en día, aún, por el sureste de León. La causa C El desarrollo y los recursos. Se alienta una tercera razón para dar cabida a la apertura de la autopista hídrica. Alimentar la demanda, proporcional al apoyo político, de los polos de desarrollo industrial que crecen en Castilla. Hay quien asegura que la entrada de agua al canal incluso fuera de la época de riego no hace más que dar cuerpo a esta tesis; la que envenena a los que defienden llevar el desarrollo donde hay recursos, no al revés. De esto último sobra en León. Los criterios que se emplean para otorgar prioridad al uso del agua de Riaño por parte de la CHD, con más de treinta mil hectáreas de las previstas para el Esla sin transformar aún, envenena aún más al agricultor del sur leonés. La teta de Riaño Se agota el cántaro. Para contradecir a quienes creyeron que no había bocas suficientes para agotar Riaño bastó un invierno sin nieve. Casi habría sido suficiente el destajo que se aplicó sobre la presa del Esla, en esos veranos en los que ventiló más de quinientos hectómetros cúbicos. La mayor reserva de agua de León no es suficiente para gestionarla como un pozo sin fondo. De ahí el cúmulo de críticas que manan del campo leonés hacia la actitud de la CHD de mantener permanente una solución que se ofreció como coyuntural. Así vistieron los gestores del invento en el año 2000 el santo, con el fin de atenuar las posibles protestas o recelos sociales que podía originar el nuevo curso hidráulico en el campo leonés. La situación real, no obstante, fue a la inversa, tal y como se añade en las hemerotecas que alimentan la polémica vida del cauce de hormigón. 4 metros o 40 Una espita sin control. La concesión oficiosa, escrita sobre papel oficioso, se refiere a 4 metros cúbicos por segundo. Los agricultores leoneses invitan a un paseo por los pasos elevados sobre el canal, camino de Valladolid y Palencia, para comprobar si cierta cantidad de agua se puede considerar 4 metros cúbicos por segundo. Las denuncias de abuso son constantes; ha habido tantas como primaveras y veranos. Alimentar este canal se señala como culpa de la mala gestión del agua del Esla de la que los usuarios leoneses acusan sin reparos a la CHD. A dos velocidades Los tratos de favor. Razón tenían los regantes de Payuelos, o los que quieren ser regantes en Payuelos, cuando vaticinaron que el Carrión iba a tener agua de Riaño antes de que se ejecutaran los regadíos pendientes en León. Esta es una profecía del 3 de abril del 2002, que tiene valor hoy; y lo tendrá el próximo año, a pesar del avance de licitación. El pantano que no fue ¿Por un chalé? Tras ocho años a vueltas con el artificio fluvial que permite navegar a un barquito de papel desde Villamuñío hasta el cauce del Carrión ?dicen las malas lenguas que incluso hasta Boecillo, el emporio industrial y tecnológico de Valladolid? al regante leonés le sobran las conclusiones, además de las que puede sacar sobre el peso de los políticos leoneses para hacer valer los intereses de sus administrados. Y le falta tiempo para comprobar cuánto hay de cierto en que el pantano que iba a dar agua al Carrión no se hizo porque anegaba el chalé de un artista que, sin duda, iba a tener más peso que los políticos de León.

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