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La familia del búlgaro fallecido en la nave de Onzonilla vive un auténtico drama al no tener medios para recuperar el cadáver

«A mi padre lo dejaron abandonado en la cuadra, no sé si vivo o muerto»

Un hijo de Panchev lamenta que no se haya aclarado por qué hay un desfase de varias horas entre la certificación de la

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Marco Romero - villacalbiel | montemayor
León

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El seguimiento del accidente ocurrido el pasado domingo en una cuadra abandonada de Onzonilla va añadiendo nuevos matices que, lejos de aclarar las circunstancias que envolvieron el farragoso siniestro, están generando mayor confusión para los investigadores y provocando un profundo desasosiego entre los familiares de la única víctima mortal, Panchev Dimitrov, un ciudadano de 58 años originario de Bulgaria. La tarde del Domingo de Resurrección este hombre moría como consecuencia del derrumbamiento del cobertizo que desmantelaba junto a, al menos, otras tres personas, de las que dos resultaron heridas de gravedad. La investigación apuntó en un principio a un accidente laboral, pero la evolución de los hechos, todavía sin esclarecer, apunta a que se encontraban presuntamente robando el hierro de la nave por orden de una quinta persona, también de nacionalidad búlgara. Todo lo que ha sabido después de aquel día no son más que piezas de un puzzle sin acabar. «A mi padre lo dejaron abandonado en aquella cuadra, no sé si vivo o muerto. Lo que sabemos es que estuvo allí unas cuantas horas desde que pasó el accidente hasta que llegó la Guardia Civil», sostiene Vasil, el único hijo del fallecido que vive en España. Reside en Montemayor de Pililla, una población del sur de Valladolid, donde recibe a los periodistas en una modesta casa alquilada que comparte con otros siete miembros de su familia, entre ellos sus nietas. Se lleva las manos a la cabeza repetidamente mientras se hace preguntas para las que nadie tiene respuesta, al menos de momento. Coincide con la investigación Vasil -la emoción le obliga a interrumpir la entrevista por momentos- relata cómo vivió la trágica pérdida de su padre el pasado día 23. Sus declaraciones a este periódico confirman muchos puntos de la versión oficial de los hechos, como que su padre no era consciente de que estaba participando en un presunto hurto, pero introduce nuevos datos que, de confirmarse, completarían parte de la trama. Por ejemplo, pone de manifiesto que transcurrió mucho tiempo desde que el inmueble que desmontaban se desplomó hasta que los agentes de la Benemérita tuvieron constancia del hecho y acudieron al lugar, algo que hasta ahora no había trascendido. Mes y medio para la autopsia Lo cierto es que la información facilitada por la Guardia Civil el día del accidente aseguraba que había sucedido a las 17.30 horas. La forense, por su parte, certificó entre las «19.00 horas y las 20.00 horas» la muerte de Dimitrov, tal y como consta en el certificado de defunción que obra en poder de los servicios funerarios. En todo caso, será el análisis de la autopsia el que determine la causa y el momento de la muerte de Panchev Dimitrov, circunstancia que se producirá en un plazo aproximado de un mes y medio. Los resultados de esta autopsia, realizada en León, ya han sido enviados al Instituto Anatómico Forense de Madrid y este organismo deberá remitirlos una vez estudiados a la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de León, que investiga el caso. Panchev Dimitrov llegó a España desde la localidad búlgara de Pleven el día 31 de diciembre. Era viudo desde hace tres años, por lo que decidió pasar estas Navidades con sus nietas pequeñas y su biznieta, que residen en la localidad vallisoletana de Montemayor de Pililla con el resto de la familia desde hace menos de un año. «Vino de vacaciones y ahora va a estar muerto en tierra», se lamenta Vasil alzando nuevamente las manos sobre la cabeza. Dos semanas en León Hacía un par de semanas que Planchev había llegado a la población leonesa de San Esteban de Villacalbiel para pasar unos días con una de las nietas, que trabajaba al cuidado de ovejas para una familia de la localidad. «Allí conoció a H., un hombre búlgaro que tiene bares y otros negocios y que es conocido en la zona. Mi padre empezó a hacer algunos trabajos para él, como echar de comer a los cerdos una vez al día, ayudar con la chatarra y cosas así. Pero no le quería pagar en dinero. A lo mejor le daba un paquete de tabaco, le invitaba a dos vinos o le daba de comer, pero no pagaba, sólo le prometía que le iba a hacer los papeles en cuestión de un mes y que le iba a colocar cuidando la chatarrería que está haciendo», añade Vasil. La tarde del domingo fue angustiosa para la familia del fallecido. «A las once y media de la noche, la Guarcia Civil nos llamó y nos dijo que había ocurrido un accidente, pero nada más. En ese momento no dijeron que el abuelo estaba muerto», relata Dora, nieta de Planchev, con la que vivía provisionalmente en San Esteban. Ella llevaba parte de la tarde buscándole. «Creí que estaba pescando con un amigo del pueblo, pero ya por la tarde me preocupé y fui a preguntar a la mujer de H. en dos ocasiones, por si sabía algo de él», comenta Dora, a lo que su padre Vasil agrega: «Ya sabía lo del accidente y no se lo dijo, es increíble». La famila del fallecido se muestra indignada porque no han recibido ninguna explicación por parte del clan que se llevó a Panchev a la cuadra. «Fuimos a su casa a hablar con ellos y su mujer me prometió que hablaría con H. -entonces ya detenido por la Guardia Civil- para recibir una explicación y hacerse cargo de la situación, pero cuando volvimos a hablar con ellos nos dijeron que no eran un banco y que no nos iban a ayudar». Se da la circunstancia de que los restos mortales de Panchev Dimitrov llevan siete días en las instalaciones del Anatómico Forense de León porque su familia no tiene medios económicos para pagar la incineración del cadáver, la solución más económica teniendo en cuenta que el traslado hasta su país natal superaría los 6.000 euros y que en España no tienen un nicho de su propiedad. Vasil, el único que ha trabajado en la casa hasta ahora, es de los extranjeros castigados por la crisis de la construcción, sector en el que había estado ocupado últimamente. «Llevamos dos meses sin pagar el alquiler, ni la luz, ni el agua. He querido vender el coche, pero ni con eso nos llega», se lamenta. Esta familia se siente totalmente desprotegida ante una situación de tan extrema urgencia, puesto que ninguna institución hasta ahora se ha querido hacer cargo del caso, ni el consulado de Bulgaria en España ni el Ayuntamiento vallisoletano en el que residen, porque, les dicen, el cuerpo está fuera de su competencia. Tal desesperación les lleva a solicitar a través de este perióidico la ayuda de cualquier organismo público u organización, para lo que ofrecen los siguientes números de contacto: 608 067 614 ó 657 635 397.